DE HEBREOS, JUDIOS, ISRAELITAS Y SIONISTAS
La barbarie ha caído sobre el Pueblo Palestino, particularmente sobre los habitantes de la Franja de Gaza, la antigua Filistea. Bombardeos indiscriminados sobre la población, hospitales, escuelas, con un saldo de 10.800 palestinos muertos, la mitad mujeres y niños, además de 26.900 heridos; por parte israelita, más de 1.400 muertos. Violencia añadida a una situación de invasión, opresión, expolio y maltrato de 75 años.
El brazo armado de Hamás, organización de la que el presidente de Turquía, Erdogan, dijo que “Hamás no es una organización terrorista, sino un grupo de liberación que lucha para proteger sus tierras y a sus ciudadanos”, hizo 249 prisioneros entre los israelíes, de los cuales ya ha liberado a unos pocos. El Estado de Israel, por su parte, mantiene en sus cárceles a 4.900 palestinos como “presos políticos” y más de 1.000 como “detenidos administrativos”, entre los que hay 30 mujeres y 160 niños. Además, está procediendo a expulsar a los palestinos de esa Franja de Gaza, rememorando las expulsiones que en la antigüedad sufrieron ellos mismos por parte de los babilonios y posteriormente de los romanos. Les han privado de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustibles, impidiendo el paso de ayuda humanitaria desde Egipto. La mayoría de sus hospitales han tenido que cerrar o han sido bombardeados, estando al día de hoy rodeados por el ejército judío, que está atacándolos directamente.
¿Qué hace el resto del mundo árabe? Nada. ¿Y qué hace la Europa civilizada, las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, etc.? Absolutamente nada. ¿Y el otro bloque, Rusia, China, Irán, etc.? Lo desconozco. ¿Y el Gobierno del Sr. Urkullu? Recibir al Embajador de Israel en España, con todo boato, en su Parlamento autonómico de Gasteiz.
Creo interesante conocer la historia y la idiosincrasia del Pueblo Judío, para tratar de entender mínimamente su comportamiento con los palestinos, plagado de crueldad y sed de venganza, castigo y exterminio. Distinguiremos primero los términos “hebreo”, referido a los aspectos étnicos y culturales, de “judío” como creyente de la religión judaica e “israelita”, que no significa originario de Israel, sino descendiente de Jacob, al que su dios Yavé le puso Israel como segundo nombre. Respecto al término “sionista” lo reservo para un segundo artículo, por las graves implicaciones que tiene sobre la actual problemática.
Y sin más delación, abordamos algunos datos históricos sobre hebreos y judíos, recurriendo a su propia “Historia Sagrada”, Biblia para los cristianos y Toráh para ellos. Según ésta, el Pueblo Judío procede de Mesopotamia, Ur de Caldea o Kasdimde, correspondiente hoy día al Sur de Irak. Allí dicen que su dios Yavé le anunció al patriarca de los judíos, Abraham, una Tierra Prometida, Canaán (Palestina la llamaron los romanos), para toda su descendencia. Estos vivieron como nómadas, mezclándose con los habitantes del Sinaí y del Norte de Arabia (madianitas, ismalitas, etc.) hasta que una gran sequía les obligó a dirigirse a Egipto, estableciéndose en la región de Goshen, donde permanecieron durante 430 años. Mas un Faraón los sometió a esclavitud y decidieron huir de Egipto dirigidos por Moisés, emprendiendo un éxodo de 40 años, recorriendo la costa de la península del Sinaí y subiendo por Jordania hasta llegar al Monte Nebo, desde donde pudieron divisar las tierras prometidas de Canaán. Allí murió Moisés y fue sustituido por Josuá al frente de las 12 Tribus.
Pero antes quiero detenerme en la etapa anterior a este momento, cuando los hebreos, más de 600.000 en edad de ir a la guerra, atravesaban las tierras de Madián. Moisés habló así a su Pueblo: “Armaos para la guerra de Yavé contra Madián, para hacer pesar sobre Madián la venganza de Yavé”. Reclutaron 12.000 hombres, 1.000 por tribu y atacaron a los madianitas. Mataron a sus cinco reyes y a todos los varones, llevándose prisioneras a sus mujeres y a sus hijos e hijas. Incendiaron todas las ciudades habitadas y saquearon todos sus ganados y riquezas, llevándose como botín, además de los prisioneros, 32.000 mujeres vírgenes, 675.000 cabezas de ganado menor, 62.000 de mayor y 61.000 asnos. Además, todos los objetos de oro, brazaletes, cadenas y anillos, que entregaron, para Yavé, al sacerdote Eleazar y a los levitas que se cuidaban de la Morada de Yavé. Pero cuando se presentaron ante Moisés, que acampaba en los Llanos de Moab, junto al Jordán, éste se airó, diciéndoles: “¿Por qué habéis dejado la vida a las mujeres? Matad pues a todas las mujeres que han conocido lecho de hombre y a todos los niños varones. Reservad a las jóvenes que no han conocido lecho de varón”.
Volvemos a los judíos acampados en los Llanos de Moab, a la altura de Jericó, dispuestos para la conquista de Canaán a las órdenes de Josuá. Yavé habló a Moisés, diciendo: “Habla a los hijos de Israel y diles: “Cuando hayáis pasado el Jordán hacia la tierra de Canaán, arrojaréis lejos de vosotros a todos sus habitantes… Tomaréis posesión de esta tierra y moraréis en ella, pues os la doy yo en posesión, más si no arrojáis lejos de vosotros a los habitantes de esta tierra, los que hayáis dejado en medio de vosotros vendrán a ser espinas en vuestros ojos y zarzas en vuestros costados; os hostilizarán en la tierra que vais a habitar y os trataré a vosotros como había pensado tratarles a ellos”.
Como Moisés no podía pisar la “Tierra Prometida”, Josuá le sucedió y dirigió la conquista de Canaán, repartiéndola luego entre las 12 tribus. Ese territorio estaba habitado por 7 naciones, asentadas allí desde el Neolítico y a este respecto voy a citar lo que nos cuenta en uno de sus vídeos, titulado “La tierra de Canaán y las 7 naciones cananeas”, el historiador y rabino judío Yoel Benhabib, tratando de justificar las actuaciones de los suyos. En sus argumentaciones, nos cuenta:
“Yavé castigaba a la nación de Israel cuando no obedecían sus instrucciones. Cuando van a conquistar esta 7 naciones cananeas, Yavé le da instrucciones claras (Deuteronomio, Capítulo XX, Versículos 17 y 18) a Josué de lo que tiene que hacer:
“Tienen que destruirlos a ellos como el Señor tu Dios te ha mandado, porque si los dejas con vida puede ser que tú hagas las cosas abominables que ellos hagan…”. La instrucción es clara: “Tenían que aniquilar completamente estas naciones”. Parecen textos violentos, pero hay que comprender que en la antigüedad los ejércitos luchaban así. Pero en este caso Israel no cumplió exactamente las instrucciones de Yavé, no eliminaron a todas las naciones y dejaron algunos filisteos aquí, algunos grupos allá… y todavía hay grupos de esta gente que se dejaron con vida desde la época de Josuá que andan atacando a Israel e incitando a otras naciones contra Israel. Y todo, por no haber cumplido con esta orden completamente.
Tampoco en la segunda guerra mundial los ejércitos aliados se lo pensaron dos veces para bombardear Alemania, Italia y Japón y matar miles de sus ciudadanos. No se justifica la acción, pero a veces no queda otra alternativa. De la misma manera, en la antigüedad, para evitar un mal mayor en las naciones cananeas, Dios dijo: “Tenéis que eliminarlos”. La nación judía no cumplió esta orden de acabar completamente con estos grupos, cuando rodeada de paganos, si quería sobrevivir, tenía que actuar de manera contundente para poder mantener la existencia”.
Con estos antecedentes respecto al Pueblo Judío, ¿es de extrañar que el ministro israelí Gideón Saar asegurara recientemente que “destruir Hamás es también un mensaje para los pueblos vecinos” o que el ministro Eliyahu amenazara el otro día a Gaza con lanzarles una bomba nuclear? ¿O que cualquiera que levante la bandera de Hamas no debería seguir viviendo sobre la Tierra? ¿O que el propio ministro de defensa, Gallant, dijera que “estamos luchando contra animales humanos. Temblarán ante lo que se les avecina”?
¿Qué ha cambiado en la idiosincrasia de los judíos, hoy sionistas, desde aquellos tiempos antiguos a los actuales? ¿Le seguirán haciendo responsable a su Yavé, porque si no le obedecen les volverá a castigar, de ese odio, venganza y exterminio sobre los descendientes de aquellos filisteos, hititas o amorreos que dejaron sin matar “por aquí o por allá”?
Begirale