Paz por Palestina

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Paz por Palestina

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Desde que el 7 de octubre del 2023 la organización palestina Hamas llevara a cabo la operación “Tormenta de Al-Aqsa”, y la entidad sionista de Israel respondiera con el mayor genocidio cometido en el último siglo, se empezaron a oír muchas voces en occidente que reclamaban paz.

 

Con la agresión israelí a Irán en la madrugada del 13 de junio, con el apoyo de EE.UU. y occidente y la posterior respuesta iraní, las mismas voces que clamaban por la paz en Palestina, se alzan para pedir la paz en Oriente Medio.

 

Lo que en principio puede parecer una actitud loable y un deseo compartido por cualquier persona que tenga un mínimo de empatía con los que sufren las guerras, esconde, además de una gran hipocresía, intereses inconfesables de las élites occidentales y la colaboración con estas de unas poblaciones que mayoritariamente han comprado el discurso pacifista de sus élites y que sienten la coincidencia de intereses con estas.

 

Los discursos por la PAZ de líderes políticos occidentales, de medios de comunicación, de manifestaciones, etc. ocultan la complicidad occidental con el genocidio palestino y los ataques israelíes a Líbano, Siria, Yemen e Irán. La hipocresía occidental avalada por las poblaciones occidentales que cierran los ojos al apoyo de sus gobiernos a los actos de terror de Israel y Estados Unidos en todo Oriente Medio, compatibiliza el discurso propalestino de la PAZ como objetivo supremo y único con el apoyo militar a Israel.

 

Pero antes de continuar desarrollando la idea del “pacifismo” occidental y de la colaboración de los pueblos occidentales con sus élites políticas y económicas, vamos a contextualizar brevemente la situación política de la región y a definir a los actores que protagonizan las luchas que se están dando.

 

Al contrario de lo que los medios occidentales nos quieren hacer creer, los conflictos de Israel con Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, Irak, Yemen… y sobre todo con Irán, no son conflictos aislados, sino interrelacionados con los conflictos en Ucrania, África o América Latina.

 

Lo que se está dirimiendo en todos los conflictos abiertos en el mundo, es la continuidad de la hegemonía occidental, puesta en entredicho por el avance económico de los países que se han unido a los acuerdos comerciales de los BRICS, y que económicamente ya han superado a Occidente y ponen en peligro el sistema económico de intercambios y las relaciones económicas entre Occidente y el resto del mundo, basados en el expolio y en intercambios groseramente injustos, lo que mantiene la brecha entre Occidente y el llamado tercer mundo. La renuncia de los BRICS a la utilización del dólar en sus intercambios económicos y al sistema de información bancario SWIFF, ha sido un duro golpe para la economía de los EE.UU. y un duro golpe para el control de las economías emergentes, que paulatinamente están saliendo del espacio de control de los mecanismos económicos occidentales.

 

La estrategia de EE.UU. como cabeza de Occidente, siempre ha sido impedir el desarrollo de los países potencialmente competidores, mediante sanciones o mediante golpes de Estado, o guerras cuando no son efectivos o posibles los primeros, bien de forma directa o mediante la subcontratación de los conflictos.

 

Estos son los objetivos de Occidente con todas las guerras abiertas, desestabilizar a los países con potencial competidor y debilitar sus economías para impedir la competencia y asegurar la hegemonía económica, política y militar.

 

Este es el sentido del acoso a Rusia mediante la “vampirización” de Ucrania, el golpe de Estado del 2014 y la nazificación del país, los planes de la ampliación de la OTAN en Europa del Este, y la posibilidad de construir bases de la OTAN en la frontera de Ucrania con Rusia, lo que pondría a Rusia en una situación de peligro vital ante el conflicto que con seguridad hubiera surgido con Occidente. La operación especial Rusa en Ucrania se debe a este escenario de acoso y a la represión de la población rusoparlante en el Donbas.

 

EE.UU., la OTAN y Occidente, han actuado contra Rusia mediante las sanciones económicas y la subcontratación de la fuerza militar, organizando, financiando, entrenando y dirigiendo, tanto al ejército ucraniano como a las bandas nazis que reprimían cualquier atisbo de oposición.

 

En África, a los intentos de liberación real de los países del Sahel, Occidente (Francia, EE.UU. e Inglaterra, principalmente), están respondiendo con el terrorismo de bandas “yihadistas” o con intentos de golpes de Estado, con el objetivo de que estos países no puedan firmar acuerdos comerciales con Rusia o China y poder continuar con el expolio de siglos.

 

En América Latina, tras las últimas décadas del siglo XX, donde golpes militares llevaron al poder a sangrientas dictaduras que asesinaron a miles de personas en Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y casi toda Centroamérica, han cambiado su estrategia hacia el apoyo a candidatos electorales de la ultraderecha y a los golpes judiciales, pasando por el acoso, las sanciones y el terrorismo cuando no consiguen el poder por medios electorales. Venezuela y Cuba llevan sufriendo sanciones de EE.UU. desde hace décadas, así como injerencia en las elecciones, caso de Venezuela, y la financiación y dirección de grupos terroristas que intentan desestabilizar el país.

 

La difusión y expansión del llamado “terrorismo islámico” en zonas objeto de desestabilización como Afganistán, Irak, Siria, Irán, Líbano, ha sido otra de las formas de guerra subcontratada e híbrida complementada con sanciones económicas, asesinato de líderes militares, políticos y científicos, atentados terroristas, fake new, guerra informativa y cultural, etc. La guerra de Occidente contra los países que no han aceptado el modelo político y económico que se les intenta imponer, no es algo nuevo; durante décadas los países citados han venido soportando este tipo de guerra híbrida.

 

Sólo las urgencias de Occidente han posibilitado el paso de una guerra híbrida a una guerra convencional, directa. En el caso de Irán, su programa nuclear es la excusa para la agresión, a pesar de que no hay ninguna evidencia del programa militar de desarrollo de armamento nuclear. Tanto Trump como Netanyahu ya han reconocido que el objetivo es el cambio de Régimen en Irán, e incluso Israel ha publicado mapas de como será la repartición de Irán una vez aniquilada la República Islámica.

 

En este contexto del paso de una guerra híbrida a una guerra convencional contra Irán, país estratégico en el desarrollo de un mundo multipolar y de los planes de crecimiento de los BRICS, Occidente utiliza un Estado “dependiente”, creado por ellos mismos para ser la punta de lanza del Imperialismo occidental en Oriente Medio y un medio de desestabilización que no permita el progreso material de los países de su entorno.

 

La guerra contra Irán, al igual que la guerra contra Rusia, se está haciendo mediante Estados subalternos creados para tal fin: Ucrania, un Estado surgido del golpe de Estado apoyado por la CIA y Occidente en el 2014 en el caso de Rusia, e Israel, un Estado colonial, que en realidad es una plataforma occidental para el control y agresión a los países de su entorno.

 

El Estado sionista de Israel, creado por el Imperialismo anglosajón y mantenido y ampliado por el terrorismo sionista y el apoyo de las potencias occidentales, se caracteriza por la impunidad de sus crímenes y por una ideología “mesiánica” que les hace creerse el pueblo elegido por Dios, cuyo destino es reinar sobre el resto de seres humanos a los que consideran inferiores: un claro ejemplo de “supremacismo” que les impide manifestar la más mínima empatía con las miles de personas asesinadas y la destrucción de ciudades y pueblos completos. Tras décadas de impunidad criminal gracias al apoyo militar y político occidental, y de expansión territorial a costa del pueblo palestino y de los países vecinos, se han creído las justificaciones que ellos mismos argumentan sobre los derechos “históricos” y “divinos” sobre la tierra palestina y sobre el resto de Oriente Medio en lo que ellos llaman el “Gran Israel”, un proyecto de ampliación colonial a través de nuevas conquistas de territorio y de guerras contra los Estados vecinos. 76 años de avances territoriales, de impunidad, de asesinatos, de agresiones, de limpieza étnica, de genocidios… les han convencido de su misión “profética” de imponer su dominio sobre los “goyim”, los no judíos, cuyo destino es someterse y servir al pueblo elegido.

 

La arrogancia y la soberbia les ha llevado a atacar a Irán, pensando en una creída superioridad militar, en el apoyo del Tio Sam en caso de complicaciones y sobre todo, en la creencia mesiánica de que están predestinados a gobernar sobre toda la región y sobre todo el mundo, con el apoyo de un poder “sobrenatural” que hasta la fecha les había hecho invencibles.

 

Pero la realidad es otra muy distinta: Israel es un enclave colonial de occidente en Oriente Medio con el objetivo del control de las reservas energéticas de la región y de los pueblos que las poseen.

 

La desestabilización de Oriente Medio es el objetivo del enclave colonial sionista en Palestina, y es por ello que en los 75 años de existencia de este enclave occidental en Palestina, han estado agrediendo al pueblo palestino y a todos los Estados vecinos con el objetivo de ir ampliando territorio hasta la consecución del “Gran Israel” y el sometimiento de toda la Región a los intereses occidentales.

 

La derrota militar ante Irán después de la agresión de Israel y de Estados Unidos ha derribado el Mito de la invencibilidad y de los designios divinos, pasando de los festejos por los asesinatos de palestinos al llanto provocado por el pavor a los misiles iraníes. La destrucción de las infraestructuras militares y económicas de Israel son muy importantes y tardarán décadas en recuperar los niveles económicos de los que gozaban: la pérdida de hegemonía occidental (EE.UU. y Europa), no va a permitir inversiones multimillonarias en Israel, reduciéndose a un simple enclave militar para una posible nueva guerra contra el mundo islámico.

 

Nada hace pensar que la guerra haya terminado, que no se vayan a producir más incidentes y que Israel, como punta de lanza del colonialismo occidental, no vaya a volver a intentar la destrucción de Irán o de otro país de la Región. Recordemos que el genocidio sobre el pueblo palestino no ha concluido y que Israel sigue asesinando a mujeres y niños palestinos en las “colas del hambre” cuando van a recoger la ayuda humanitaria que Israel y Estados Unidos utilizan como trampa mortal. Tampoco han concluido las agresiones a Líbano y a Siria. Cuando escribimos estas letras, Israel se ha anexionado los altos del Golan sirios por entrega de las actuales autoridades, las bandas terroristas organizadas por Estados Unidos e Israel que derrocaron a la República Árabe Siria presidida por Assad.

 

Desde hace más de 500 años, desde la conquista de Al-Andalus y la posterior de América, la “modernidad”(1) occidental con su eurocentrismo(2)como característica principal, ha dado sustento ideológico y justificación a todos los procesos de conquista, colonialismo e imperialismo que ha sufrido la humanidad: Guerras de cruzadas para imponer la “fe verdadera”, Protectorados para llevar el progreso a los países subdesarrollados, guerras contra el terrorismo internacional, golpes de Estado para llevar la Democracia, revoluciones de colores para destituir “Dictaduras”, armas de destrucción masiva para justificar la guerra contra Irak, campañas mediáticas de criminalización para destruir Libia y justificar el asesinato de su líder, Gadaffi, o el genocidio palestino para derrotar a Hamas, o el programa nuclear iraní para desarrollar armas nucleares… la mentira, siempre, como arma arrojadiza antes de las agresiones que preceden al robo, el expolio, el asesinato o el genocidio.

 

Nunca ha parado la maquinaria bélica occidental y no tenemos motivos para pensar que se puede llegar a un acuerdo para que Occidente renuncie a la violencia. La esencia de occidente es esa, la violencia, la lucha contra el diferente, la conquista, la humillación y el sometimiento del resto del mundo a su cosmovisión y a sus intereses.

 

Muhammad Asad, intelectual occidental, lingüista, traductor y escritor, especialista en los estudios islámicos, decía sobre la civilización occidental:

 

“… la Europa moderna nació del espíritu de las Cruzadas… durante las Cruzadas se forjó el nuevo concepto político de la “Cristiandad” como causa común a todas las naciones europeas: y fue el odio al Islam el que ejerció como padrino de la nueva criatura…”(3)

 

Para Asad, la civilización occidental moderna no es producto del cristianismo originario de Oriente, ni está basada en la enseñanzas de Jesus de Nazaret, que habló y escribió en arameo, sino del Cristianismo occidental, que a los ritos cristianos incorpora la cosmovisión romana, hablada y escrita en Latín, considerando esta creación como la original y relegando al cristianismo oriental a la categoría de subproducto.

 

“La idea subyacente en el Imperio Romano era la conquista de poder y la explotación de otros pueblos en beneficio exclusivo de la madre patria. Para los romanos ninguna violencia era demasiado severa, ninguna injusticia demasiado vil, cuando el propósito era mejorar la existencia de un grupo privilegiado. La famosa “justicia romana” era justicia solo para los romanos. Resulta claro que tal actitud solo era posible en presencia de una concepción puramente materialista de la vida y de la civilización: un materialismo ciertamente refinado por un buen gusto intelectual y estético, pero en cualquier caso ajeno a cualquier clase de valores espirituales.

 

Este fue el terreno abonado del que surgió la civilización occidental moderna”(4).

 

Con estas notas, hemos querido resaltar el origen violento de la civilización occidental, su esencia y desarrollo que ha posibilitado la creación de instrumentos, ideologías, filosofías y epistemologías que han posibilitado y justificado la dominación del mundo desde hace 500 años, y que dada su naturaleza y esencia es imposible cambiar sin la derrota occidental en todos los campos.

 

El pacifismo como trampa

 

Hemos visto en todo Occidente innumerables manifestaciones a favor de Palestina, o mejor dicho, a favor de la Paz, a favor simplemente de que los sionistas israelíes no continúen con la matanza y el genocidio de palestinos. Pero si hablamos de que la única solución para Oriente Medio y Palestina pasa por la liquidación del Estado de Aparheid israelí y la construcción de un Estado sobre toda la Palestina histórica donde todos sus habitantes tengan los mismos derechos independientemente de su religión, raza o lugar de procedencia, y sobre el regreso de todos los palestinos del exilio, entonces las cosas cambian, el apoyo que inicialmente mostraban hacia Palestina se convierte en dudas y en silencios, puesto que la mayoría de las gentes en occidente saben, y si no saben, intuyen, que el bienestar y los privilegios que disfrutan están basados en la desigualdad entre territorios, en el dominio y control por parte de Occidente de las zonas ricas en recursos naturales, petroleo y gas principalmente, en la conservación y actualización del modelo colonial y de las injustas transacciones comerciales entre el occidente hegemónico y el resto del mundo.

 

La mala conciencia de muchas personas que están viendo en directo a través de las televisiones, el genocidio sobre Palestina, les provoca un malestar que necesitan ponerle fin, y la solución pasa por la “Paz”, por el cese de asesinatos para que no perturben su tranquilidad. Sin más, solo eso. Una actitud egoísta para mantener el sosiego.

 

Lo que le ofrecen a Palestina, y al resto del mundo islámico, es la paz de los cementerios, la sumisión a las imposiciones occidentales y sionistas, la pérdida de soberanía, de territorios, de recursos, la continuidad de un estado de apartheid con la aceptación de ser seres inferiores con menos derechos que el “pueblo elegido”, y aceptar el destino que el sionismo decida.

 

Cuando Trump y Netanyahu hablan de Paz, lo que realmente están diciendo es rendición sin justicia, aceptación de las imposiciones sionistas a cambio de salvar la vida, además del abandono de su tierra y el exilio a campos de refugiados en otros países.

 

Por lo general, la reivindicación de “Paz” no viene sola. Viene acompañada de los relatos de poder de las oligarquías mediáticas occidentales: la igualación de victimas y verdugos, la condena a las organizaciones de resistencia palestinas, la amputación de la historia para el encaje del relato sionista, eliminando los 75 años de brutal ocupación sionista, la expulsión de palestinos, el asesinato, el terrorismo apoyado por occidente para la construcción del Estado judío, la impunidad para incumplir resoluciones de los organismos internacionales, etc.

 

La Paz sin justicia, sin reparación a las víctimas, sin derechos para los oprimidos. A esto estamos llegando, que hasta organizaciones islámicas occidentales, que suponíamos deberían tener una sensibilidad especial hacia sus hermanos palestinos, sirios, libaneses, yemeníes, iraníes… sacan comunicados pidiendo PAZ sin denunciar al agresor y sin mostrar la más mínima solidaridad con los agredidos. El miedo a perder privilegios provoca autocensura. Mientras unos mueren por la causa de Allah (la causa de los oprimidos, de los que piden justicia, de los humillados…) otros se piensan muy bien lo que decir para no perjudicar sus cuentas corrientes.

 

Otros de los muchos falsos apoyos a la causa palestina, vienen desde organizaciones incluidas en el espacio político de la izquierda marxista revolucionaria, que bajo esa apariencia de “amigo” ejercen una dura, injusta y falsa crítica contra las organizaciones de la resistencia, especialmente contra Hamás por ser una organización islámica. Críticas basadas en bulos y falsedades, pero que no importa porque la mentira y la falsedad son armas “lícitas” en occidente para la guerra comunicacional. El apoyo a Palestina es un apoyo “condicional”, supeditado a que se cumplan los estándares occidentales de gobierno, sin tener en cuenta la voluntad de la población palestina, y en el caso de Hamas, sin tener en cuenta que Hamas representa al pueblo palestino, que tiene su apoyo, y que la población palestina alimenta a Hamas porque han decidido morir antes que claudicar.

 

El eurocentrismo es un hecho transversal que recorre todos los espacios políticos occidentales, y una barrera de prejuicios que impide comprender las necesidades del pueblo palestino, sus aspiraciones y sus proyectos vitales y de futuro.

 

La causa palestina en occidente es una herramienta de enfrentamiento político, que en muchos casos se utiliza para intentar ganar votos, o para posicionarse ideológicamente, pero en realidad, el apoyo efectivo es nulo y no se concreta en ninguna medida más allá de declaraciones públicas de apoyo y de normativas que en ningún caso perjudican a la entidad sionista de Israel.

 

Resumen:

 

Occidente es un conjunto de naciones que comparten la herencia judeo-cristiana occidental de la “Modernidad”, cuya principal característica es la violencia sobre el resto de la humanidad, eurocentrismo y supremacismo como elementos identitarios, y como sistema para mantener la hegemonía sobre el resto del mundo y no va desistir de la fuerza bruta para mantener el status-quo actual, ante el avance de la multipolaridad.

 

Por estos motivos, mantenemos la idea de que la paz en Oriente Medio es imposible porque occidente no va a aceptar la pérdida de “privilegios” e influencia voluntariamente, y mucho menos, el control de las grandes reservas de petroleo y gas, fundamentales para continuar su hegemonía.

 

La Paz que proponen a Palestina es volver a la situación de apartheid y muerte lenta a la que estaba condenada antes del 7 de octubre del 2023. El pueblo palestino y sus organizaciones de resistencia han decidido morir antes que volver a la situación de apartheid, carencia de derechos, represión, injusticias y humillaciones dentro de una cárcel controlada por la ocupación sionista.

 

Aquellos que desde posiciones “pacifistas” igualan a victimas y victimarios se están posicionando con el agresor y son parte de la ocupación aunque se pongan a la cabeza de manifestaciones por Palestina.

 

Lo que Palestina necesita no es paz, no piden PAZ, porque ya conocen la PAZ de occidente y el sionismo. Lo que están pidiendo a gritos es ayuda real para combatir al agresor: apoyo financiero y militar, solidaridad de la Umma y de todos los anti imperialistas del mundo para continuar la lucha hasta la victoria final. El sacrificio de más de 100,000 victimas palestinas, de ciudades destruidas, de vidas arruinadas, no puede acabar con una derrota ni aceptando una paz impuesta; la claudicación no es una opción. Los mártires reclaman el derecho a que su entrega y sacrificio no sean estériles.

 

El Ché diría “Patria o muerte”. Y los musulmanes de toda la Umma debemos recordar la lucha del Imam Hussein en Karbala, ahora que se acerca el mes islámico de Muharram y las celebraciones de su martirio: “Todos los días son Ashura y toda la tierra es Karbala”, un grito internacionalista de solidaridad, de compromiso, de entrega y de solidaridad con todos aquellos que están pidiendo justicia y reparación. Todos los días son días de lucha y toda la tierra es el campo de batalla, podría ser la interpretación del grito shii ante la proximidad de la batalla.

 

La lucha de Palestina no es solamente una lucha por un trozo de tierra, es una lucha por el futuro de la humanidad, por una vida con dignidad, sin opresores ni oprimidos. Nuestro futuro está en sus manos y nunca podremos agradecerles su generosidad y sacrificio. Sus mártires son nuestros mártires y su lucha es nuestra lucha.

 

Notas

 

1,- La modernidad se entiende como un proceso histórico que comienza con la expansión europea en el siglo XVI y se extiende hasta el XXI, en el cual se desarrolla el sistema capitalista mundial. Su principal característica es el eurocentrismo, proceso que está marcado por la violencia, la opresión y la alienación.

 

2,- El eurocentrismo se define como la tendencia a considerar los puntos de vista europeos como universales, lo que implica una valoración excesiva de la cultura europea y una inferiorización del resto de culturas, filosofías, espiritualidad u organización política. El eurocentrismo tiene sus raíces en el colonialismo y el imperialismo europeo, donde las potencias europeas impusieron sus valores y formas de vida a otras culturas. A partir del Renacimiento, se consolidó como una cosmovisión que promovía la idea de que Europa era la cuna de la civilización, la ciencia y el progreso. Esta perspectiva ha llevado a la creación de narrativas históricas que favorecen la experiencia europea, ignorando o distorsionando las contribuciones del resto de culturas.

 

3,- Muhammad Asad: Los principios de Estado y gobierno en el Islam. Editorial Walaya pag. 53-54

 

4,- Muhammad Asad: Los principios de Estado y gobierno en el Islam. Editorial Walaya pag. 37

 

Alí Manzano

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GEHIEN IRAKURRI

AZKEN BERRIAK