Las victimas invisibles. Terrorismo de estado (V)
1976. Primer año completo tras la muerte de Franco. Segunda parte. Grupos parapoliciales de ultraderecha.
El terrorismo auspiciado por el estado se iba perfeccionando en lo logístico y en la necesaria protección por parte de sus valedores, hasta el punto de darse, durante 1976, situaciones tan esperpénticas, por su descaro, como espeluznantes, al mostrar lo que era en realidad eso que nos presentaban como un camino de rosas hacia la democracia al que iban a bautizar como "transición". A las numerosas víctimas de la violencia ejercida directamente por los distintos uniformes al servicio del estado español, habría que añadir las causadas por los diferentes grupúsculos que empezaban a operar con cada vez más fuerza, amparados por la necesaria impunidad de que disfrutaban.
En marzo, el grupúsculo BVE (Batallón Vasco Español) ametrallaba al militante de ETA Tomás Pérez Revilla, su compañera Feli y al hijo de ambos, en Donibane Lohitzune, Iparralde. Feli resultó herida de gravedad. Tomás, afortunado en esta ocasión, seria asesinado por el GAL en 1984. El neofascista italiano Calzona, implicado, manifestó que era el comisario Ramón Lillo quien mandaba en el grupo. También iba ser señalado por Concutelli, otro italiano muy activo en esos años. Éste señor, que al mismo tiempo era actor de tercera trabajando con nombre artístico, fue, años después, puesto al mando de la seguridad de la Audiencia Nacional, donde tras ser despedido por la fuga de Ruiz Mateos, rápidamente fue recolocado, por el GAL Rafael Vera, oficialmente secretario del Estado, en el gabinete antiterrorista dirigido por otro policía clave en la guerra sucia, Manuel Ballesteros. Y como actor queda, el tal Lillo, en el recuerdo de esa prensa especialista en blanquear a asesinos fascistas.
Días después, el grupo ultra ATE, otra forma de autoreivindicación de los mismos, destrozaba mediante una bomba un chalet en construcción propiedad de un abertzale en Forua, Bizkaia. Tanto Txomin Iturbe Abasolo, dirigente de ETA, como su hermano fueron objetivo de atentados del mismo grupo durante ese mismo mes de marzo. En abril, tres bombas estallaron en Tolosa, en dos coches y una librería amenazada previamente en nombre de los Guerrilleros de Cristo Rey.
Fue la previa hasta llegar a la fecha en que empezaría a quedar clara la implicación gubernamental en las actividades terroristas de los grupos de ultraderecha que surgieron en los 70 y 80. Era 9 de mayo. Romería carlista de Montejurra (Nafarroa). Desde tres semanas antes, en las páginas de" El Alcázar" y "El Pensamiento Navarro" se hacían llamamientos a recuperar Montejurra "para el tradicionalismo y el verdadero carlismo" y alejarlo de la "profanación marxista y separatista". La evolución de un importante sector del carlismo hacia el socialismo, incluso invitando a participar de la festividad a todos los grupos opositores al franquismo, sería motivo para que los seguidores de Sixto de Borbón, junto a mercenarios fascistas llegados de Italia, Argentina, Portugal y Francia, Guerrilleros de Cristo Rey, falangistas...cientos de ultraderechistas en total, armados, uniformados y pre-organizados días antes, acudiesen a esa llamada. Contaban con 20 habitaciones reservadas previamente para ellos por el Gobernador Civil de Navarra, José Ruiz de Gordoa, siendo capaces de subir una metralleta del ejército al monte donde se celebraba el acto, en las narices de la Benemérita que tomaba la zona días antes, de tal forma que los 300 guardias civiles y 3 autobuses de grises mostrarían una pasividad pasmosa en lo que estaba por venir. A todo esto, Fraga, perdido en Alemania cuando la masacre de Vitoria-Gasteiz de 2 meses antes, estaba en Venezuela esta vez.
¿El resultado? Numerosos heridos y 2 muertos, uno el joven de 19 años, de Estella-Lizarra, Ricardo García Pellejero, que fue ametrallado.
El otro, el carlista santanderino de 40 años Aniano Jiménez Santos, que recibió un disparo mortal en el vientre, efectuado por el "hombre de la gabardina", el ultra onubense José Luis Marín García-Verde, ex oficial del ejército.
Es evidente que no fue algo espontáneo, de hecho, los servicios secretos del estado ya lo tenían bautizado de antemano como "Operación reconquista". Los asesinos y líderes del asunto, perfectamente identificados, contaban de antemano con la ya habitual impunidad, de tal forma que el de la gabardina y los otros dos procesados sólo estuvieron entre 5 y 7 meses en prisión. El repaso a los personajes que participaron en el asunto deja muy claro que esta operación no podía ser un encuentro casual, como no lo es el hecho de que el despacho del director de la Guardia Civil, Ángel Campano López, acompañado por su segundo Salvador Bujanda González, fuese el lugar donde se reunieron los ideólogos de la acción o que el propio presidente del Consejo de Estado, el ex ministro franquista Antonio María de Oriol y Urquijo, financiase el asunto, todo ello con el conocimiento del Ministro Fraga y el Presidente Arias Navarro. Hagamos un pequeño repaso de los allí presentes y que cada cual saque sus conclusiones;
El autor del disparo mortal contra Aniano Jiménez fue el onubense José Luis Marín García-Verde, "el hombre de la gabardina", oficial jubilado del ejército, que se entregó días después. 7 meses en la cárcel y fue amnistiado. Junto a él fueron procesados, como supuestos dirigentes de la operación, José Arturo Márquez de Prado y Francisco Carreras García-Mauriño. 7 y 5 meses respectivamente, el tiempo que pasaron entre rejas. De poco sirvieron los recursos contra la decisión de dejar en libertad a los tres fascistas señalados.
Jean Pierre Cherid, francés de origen argelino que traicionó la tierra de sus padres como integrante de la OAS. Encarcelado en Francia por sus prácticas delictivas y condenado a 30 años, huyó a España, siendo nuevamente encarcelado. Pero fue puesto en libertad y reclutado poco antes de Montejurra, actuando tanto como BVE (desaparición de Pertur, atentados mortales contra Argala, Martín Eizagirre, Fernández Cario, Sagardia...) como con el GAL, muriendo al explotar el coche en el que llevaba lo necesario para un nuevo atentado contra refugiados vascos. Entre unas siglas y otras fue encarcelado por colocar sendas bombas en una empresa en la que había trabajado y en casa del gerente que le había despedido, pero también en esa ocasión salió rápido en libertad gracias a sus contactos. Tras su muerte, el GAL lo reconoció como uno de los suyos, HB volvió a señalar la evidente relación del Gobierno con dicho grupúsculo y el estado hizo la de esconder la cabeza y silbar. Pasaría de disimulos la mujer de Cherid, que además de manifestar sus sospechas de que se lo habían quitado de en medio, después pidió una pensión al gobierno por los servicios prestados por su marido, el "rey de las cloacas" del estado.
Stefano Delle Chiaie, neofascista italiano que vivió en España al menos entre 1970 y 1977, trabajando para los servicios secretos del estado y tratando además de reagrupar a toda la ultraderecha de Europa. Sería uno de los acusados del atentado de Bolonia en el que murieron 85 personas en 1980, fue absuelto, causando tal hecho gran indignación, por el atentado de Piazza Fontana, Milán, de 1969, que supuso otras 12 víctimas mortales y reconoció haber estado relacionado con el atentado mortal contra Argala. Protegido de Carrero Blanco, de Perón y de Pinochet, fue detenido en Venezuela en 1987 y entonces pisó cárcel, siendo pronto puesto en libertad, por los atentados de Italia antes mencionados y otro más en Bolonia, en 1974, en el que murieron 12 personas en un tren. Murió en 2019 sin pagar por las más de 100 víctimas mortales con que se le relaciona.
Augusto Cauchi, otro neofascista italiano que cuando estuvo en Montejurra ya era sospechoso de varios atentados en Italia. El estado español y su policía reclutando aquienes en Italia mataban policías. Curioso. Como el anterior, murió en 2019.
Giusseppe Calzona, en España desde 1973, cometió el atentado de marzo del 76 en Iparralde contra Pérez Revilla y su familia, saldado sin víctimas mortales. Implicó a los servicios secretos españoles en los mismos. Italia solicitó su extradición por asesinato en su país, pero España pasó del asunto.
Pier Luigi Concutelli, que declaró haber recibido la metralleta con la que acribilló de 30 balazos al juez Occorsio de manos de los servicios de información españoles, atentado cometido en su país natal poco después de Montejurra. Reconoció haber secuestrado a un militante de ETA en este mismo 1976, aunque para cuando un juez español le iba a tomar declaración al respecto, la demencia le había pasado factura y ya no recordaba nada al respecto. El único caso posible, el del desaparecido Pertur. Condenado a perpetuidad en Italia, fue liberado en 2011.
Rodolfo Eduardo Almirón Sena, ex policía y jefe de la Triple A Argentina, grupo responsable de más de 800 muertes en su país. Colocado como guardaespaldas de Manuel Fraga Iribarne, elefante franquista creador de AP-PP, acabó sus días en el Mediterraneo, muriendo en 2009 como si de un jubilado más se tratase y sin pagar por ninguno de sus crímenes, a pesar de ser detenido tres años antes en Valencia.
El 8 de julio se celebraban en Santurtzi dos acontecimientos; una manifestación por la amnistía y el día de la sardina. En la primera se infiltraron ultraderechistas vestidos de arrantzale, que con la complicidad de la policía y cuando la manifestación estaba terminando, dispararon en la zona de la celebración marinera, hiriendo a dos personas y matando de un tiro en la cabeza a María Norma "Normi" Mentxaka Gonzalo, de 44 años. Varios de los ultras eran conocidos de la villa, guerrilleros de Cristo Rey, entre ellos "el Txapel", a quien el hijo de Normi vio salir del despacho del Gobernador Civil cuando fue a hablar con él. Tras la autopsia, las autoridades enterraron a Normi sin avisar siquiera a su familia. En la concentración del día del funeral, los grises se entretuvieron golpeando al personal. El juzgado de instrucción número 5 de Bilbao abrió diligencias sobre el asesinato, pero el caso no tardó en ser sobreseído. 26 años después, se reconoció a Normi como víctima de las fuerzas de seguridad del estado y su familia fue indemnizada, pero nadie pagó jamás por el crimen.
Los ultras italianos presentes en Montejurra seguían haciendo su vida, Así, el 23 de julio desapareció, en Behobia, Eduardo Moreno Bergaretxe "Pertur", militante donostiarra de ETA de 25 años. Las discrepancias que mantenía con otros miembros de la organización sirvieron, a estado y medios de comunicación, para poder vender la tesis de un ajuste de cuentas interno. ETA lo negó, la Triple A y el Batallón Vasco Español reivindicaron su secuestro y asesinato, haciendo lo propio, meses después, el VI comando Adolf Hitler de Ordine Nuovo. El día de la desaparición de Pertur merodeaban por la zona tres policías, uno de los cuales, José María Escudero Tejada, era el madero para el que trabajaba Joaquín Gambín, el infiltrado condenado por el atentado de la sala Scala de Barcelona, en 1978. Al reabrirse el caso, décadas después, neofascistas italianos declararon en su país haber participado, en 1976, en el secuestro de un militante de ETA, habiéndolo dejado después en manos de grupos parapoliciales españoles, lo cual nos volvería a llevar a la AAA y el BVE para cerrar el círculo. Sus confesiones mostraron numerosas evidencias de la implicación de la Policía española en este y otros asuntos, a pesar de lo cual, el caso fue sobreseído, aunque siempre quedará la sombra de los italianos Concutelli, Cauchi o el francoargelino Cherid, todos ellos presentes en Montejurra, como sus ejecutores. Añadir que también Juan de Dios Rubio Gómez, ultra detenido en 1996 por su relación con el GAL, llegó a afirmar tener constancia de como el grupo parapolicial llegó a sepultar a un militante de ETA, "Pertur", en Orereta-Renteria.
Las huelgas y manifestaciones del 27 de septiembre en recuerdo de los últimos fusilados del franquismo un año antes, se saldaron con dos asesinados a manos de grupos de ultraderecha; En Laudio, Araba, un par de noches antes, alguien dio una soberana paliza a Vicente Velasco Garrán, palentino de 39 años. Murió días después, el 9 de octubre. Según el ABC, habían sido los piquetes de la huelga los que le dieron los palos, algo imposible teniendo en cuenta que dicha huelga era el día 27 y la paliza se la llevó la madrugada del día 25 al 26. Por el pueblo se había visto a grupos de "incontrolados", reconocidos como guardias civiles, paseando aquella noche por la zona.
El otro caso fue en Madrid. Hay quien dice que Carlos González Martínez, estudiante de psicología y poeta de 21 años, ni siquiera estaba participando en los actos. El hecho es que, al doblar una esquina, se topó con un grupo de gente que huía de la policía, así que le tocó correr. Después se encontró con tres ultraderechistas. Cuatro casquillos, dos disparos a quemarropa al grito de " Viva Cristo Rey"...y murió la madrugada del día 28. A pesar de que varios testigos describieron detalladamente a los autores, nadie fue juzgado. 30 años después fue reconocido como víctima del terrorismo.
Así fue la transición hacia la transición.
Eder Mitxelena
Las víctimas invisibles. Terrorismo de estado (IV).
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Las victimas invisibles. Terrorismo de Estado (III).
Las victimas invisibles. Terrorismo de Estado (II)
Las victimas invisibles
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