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Mujeres, globalización y movimiento internacional
de mujeres (2001)
Las imágenes de mujeres agarrando firmemente a sus hijos entre las ruinas de lo que una vez fueron sus hogares, o luchando por entretenerlos bajo las tiendas de los campos de refugiados, trabajando en las maquilas, en los burdeles o como empleadas domésticas en países extranjeros, han supuesto durante años la esencia de noticias e informes. Y las cifras estadísticas apoyan la historia de victimización descrita por esas imágenes, tanto que la «feminización de la pobreza» se ha convertido en una categoría sociológica. Aun así, los factores que motivan tal deterioro dramático de las condiciones de vida de las mujeres —y que coincide irónicamente con la campaña de las Naciones Unidas para mejorar la situación de las mujeres — no se entienden correctamente en Estados Unidos, ni siquiera en los círculos feministas. Las sociólogas feministas están de acuerdo en que las mujeres de todo el mundo están pagando un «precio desproporcionado» por la «integración en la economía global» de sus países. Pero las causas de esta miseria, de estos problemas, no se discuten, o se atribuyen al sesgo patriarcal de las agencias internacionales que gobiernan la globalización. Por ello, algunas organizaciones feministas han propuesto una nueva «marcha sobre las instituciones» con el objetivo de influir sobre el desarrollo global y hacer que agencias financieras como el Banco Mundial sean «más sensibles respecto al tema del género» . Otras organizaciones han empezado a presionar a los Gobiernos para que implementen las resoluciones de la ONU, convencidas de que la mejor estrategia es «la participación».