En 1402 comenzó el verdadero martirio para los habitantes del archipiélago, pues una expedición franco-normanda, mandada por un tal Bethancourt , conquistó por las armas lo que ahora se llama Lanzarote. Poco después le ocurrió lo mismo a su vecina Fuerteventura y a la isla de El Hierro. A partir de estas primeras conquistas continuó el asedio contra las otras islas menores, La Gomera, conquistada en 1450 y La Palma, en 1492.
CANARIAS, OTRA COLONIA DE ESPAÑA
Las siete islas del archipiélago canario se mantuvieron independientes hasta el siglo XV. Sus habitantes, de origen bereber africano, solo estaban expuestos, como otros pueblos costeros de África, a las razias que hacían los árabes desembarcando y capturando a los aborígenes que sorprendían, para convertirlos en esclavos. Pero en 1341 un buque genovés “descubrió” las islas y a partir de entonces mercaderes europeos, principalmente andaluces, catalanes, aragoneses, genoveses y también vascos, comenzaron a merodear en torno a las islas en busca de mercancías y a la captura de algún aborigen para venderlo como esclavo, remedando las razias de los árabes, pero sin ninguna intención colonizadora sobre el territorio canario.
En 1402 comenzó el verdadero martirio para los habitantes del archipiélago, pues una expedición franco-normanda, mandada por un tal Bethancourt , conquistó por las armas lo que ahora se llama Lanzarote. Poco después le ocurrió lo mismo a su vecina Fuerteventura y a la isla de El Hierro. A partir de estas primeras conquistas continuó el asedio contra las otras islas menores, La Gomera, conquistada en 1450 y La Palma, en 1492. Las islas mayores, Gran Canaria y Tenerife, sólo eran asaltadas ocasionalmente en busca de esclavos, hasta que entraron en liza los reyes de Castilla, los “católicos”, que comenzaron a invadir a gran escala Gran Canaria en 1478 y para 1484 terminaron de someterla. Tenerife fue la última isla del archipiélago en ser invadida militarmente, cosa que ocurrió en 1494. Los españoles desembarcaron en el Este, en lo que hoy es Sta. Cruz de Tenerife, con 2000 hombres de a pie y 200 a caballo y penetrando hacia el norte, se enfrentaron a los aborígenes, los guanches, quienes emboscados les infringieron una gran derrota, hecho que quedó registrado en el nombre de la zona, que continúa llamándose “Barranco de la Matanza”. Pero la siguiente batalla la ganaron los españoles y 1500 guanches resultaron muertos, en una zona cercana que ahora le llaman “Barranco de la Victoria”. La inferioridad militar de los aborígenes y una epidemia de gripe -la modorra guanche- que posteriormente mató al 25% de los aborígenes, llevó a que para 1496 toda la isla quedara ocupada militarmente por los españoles
Un siglo, todo el siglo XV, les costó conquistar y colonizar a los aborígenes del Archipiélago Canario, desde 1402 hasta 1496. La resistencia al invasor se pagaba con horca y ahogamiento para los hombres y la posterior venta como esclavos para sus mujeres y descendientes. La venta de esclavos se mantuvo hasta 1525, principalmente en los mercados de Sevilla, Valencia y Lisboa. Canarias
Canarias fue el laboratorio donde se experimentaron y practicaron las técnicas esclavistas y de sometimiento y dominación que más tarde aplicaron los españoles en el “nuevo mundo”, a partir de 1492. Colón recaló con sus carabelas en La Gomera, cuando Tenerife no había sido aún conquistada.
Tras la conquista se repartieron las islas y los terrenos, en Señoríos. Luego llegaron los Gobernadores, los Corregidores, las Capitanías Generales (Hasta el mismísimo Franco ocupó uno de esos puestos de dominio). La religión se impuso con la espada, La Santa Inquisición y los conventos de frailes franciscanos, agustinos y dominicos. La españolidad, también con la espada, la horca, la esclavitud y el colonialismo. Canarias, tras la conquista, también ha sido explotada económicamente, sometiéndola a regímenes de monocultivo y utilizando a los esclavos y a berberiscos, moriscos, negros y aborígenes, como mano de obra barata al servicio de la economía colonial. Los europeos se hicieron dueños, por derecho de conquista, de las tierras y las aguas, así como de la producción y venta de los productos de la tierra. Comenzaron con la caña de azúcar y las duras tareas de los ingenios azucareros, durante el siglo XVI. La sobreexplotación de recursos hidráulicos, la deforestación y la competencia con otros países productores de caña de azúcar produjo una grave crisis económica, que obligaba a emigrar a América a grandes remesas de canarios. La metrópoli, España, llegó a prohibir estas emigraciones para asegurarse la mano de obra para los ingenios azucareros. Después la producción vitícola, que permitió una recuperación de la población trabajadora. Entonces la Corona española dictó la Real Orden de 1678 por la que se establecía el Tributo de Sangre, que obligaba a emigrar a 50 familias a América como colonos, por cada 1000 Toneladas de mercancías enviadas desde el archipiélago; el objetivo era poblar zonas inhóspitas de sus colonias en América para evtar que cayeran en manos de otras Potencias coloniales como Francia e Inglaterra. Llegó después el cultivo masivo de la chinchilla, de los plátanos, del tomate, de la patata… Cada vez que dejaba de ser rentable un monocultivo, volvían las remesas de emigrantes canarios a las Américas, por hambre. La explotación de clase se sumaba a la explotación colonial. Hoy en día el monocultivo es de turistas y poco más…
“Un auténtico territorio colonial, ubicado en otro continente respecto a España, a más de 1.500 kilómetros de distancia e incorporado forzadamente al imperio monárquico hispano mediante una guerra de conquista, de igual forma que el resto de las posesiones de ultramar conquistadas en África, América y Asia en su expansión colonial ultramarina a partir del siglo XV”, como reza elpaíscanario.com.
Y si esto es así, ¿cómo es que Canarias no fue incluida con el resto de los Territorios No Autónomos (TNA), los territorios en situación colonial, en la larga lista que confeccionó las Naciones Unidas terminada la II Guerra Mundial? En 2021 sólo quedaban 17 de aquellas colonias sin acceder a su independencia, cuando más de 80 ya lo habían hecho.
¿Ha habido o hay actualmente, sentimiento independentista en las Islas Canarias? ¿Es viable una situación de independencia del archipiélago canario bajo un punto de vista diplomático y económico? ¿Cuál sería esa “Vía canaria” a la independencia?. Responder a esas preguntas, aunque fuera en forma somera, requiere, cuando menos, un nuevo artículo.
Begirale