Fede “El Sorro”
Este es el modo en el que algunas lenguas viperinas a la par que mal intencionadas se refieren al ilustre columnista de Gara y Naiz Fede De los Ríos. Porque y quienes le han asignado este sobrenombre es aún motivo de especulación. Sin embargo, hay acuerdo general en la atribución a algún o algunos vasco-parlantes de la parte mas occidental del país, por razones fonéticas obvias. Aunque se discute si la voz “El Sorro” alude a la bien probada agudeza y astucia naturales del personaje o a la exigencia de “rigor científico” que planteó en un reciente artículo en el diario Gara. De ser este el caso, la broma, de evidente mal gusto, habría empezado refiriéndose al señor De los Rios como “Fede el sorrotxa”, ya que rigor en vasco estándar se puede traducir zorroztasuna y a la persona rigurosa se le designa como zorrotza.
Sea como sea, su detractor o detractores están realizando un homenaje del vicio a la virtud. Pues las cualidades de rigor metodológico y luz natural acompañan desde siempre al ilustre publicista alto navarro. En efecto, nuestro autor esta a la altura de los mas audaces filósofos pos-modernos de la ciencia. Vamos, que Lakatos y Fayebrand le hacen los recados. Pues De los Rios sigue con la mas estricta coherencia al gran epistemólogo Humpty Dumpty que no nos dejo obra escrita pero cuyo audaz y profundo pensamiento podemos conocer gracias a la excelente labor divulgativa del que fuera profesor de lógica y matemáticas en el Christ Church College de Oxford Charles Lutwidge Dodgson, mas conocido por su seudónimo literario: Lewis Carroll.
Entre las grandes contribuciones filosóficas de Mr Dumpty hay que destacar su celebre de máxima que zanja de manera rotunda el abstruso debate sobre la noción de verdad científica que lo único importante para esta cuestión es saber quien manda. Pues a ella nuestro autor le ha sacado gran provecho. Ya que amén de proporcionarle una base metodológica rigurosa, como él siempre exige, para el trabajo intelectual también ha sido una regla de gran utilidad práctica. Y es que de no haberla seguido estrictamente podía haber acabado como un tal Juanjo Basterra. En la puta calle. Por suerte para todos don Federico sigue ejerciendo su profesión y sin perder de vista el cajón del pan.
Finalmente decir que en el artículo que ha soliviantado a los maldicientes, las ya mencionadas cualidades del insigne periodista brillan con especial intensidad. Por ejemplo, véase con que elegancia y, sobre todo, con que rigor científico reprende paternalmente a esos niñatos que quieren crear un partido comunista en Euskal Herria, haciéndoles ver lo fútil de tal empresa mediante la muy original alusión al dialogo de La vida de Bryan sobre el Frente Popular de Judea, el Frente Popular Judaíco etc.
Y es que... ¿A quien se le ocurre que en Euskal Herria hace falta crear un Partido Comunista? ¡Otro pelo les luciría a esos pobres ignorantes si escucharán las nunca suficientemente bien ponderadas palabras del amado líder supremo de la izquierda independentista vasca, Don Arnaldo Otegi! Se enterarían de una puta vez que para partido comunista fetén el P.C.I. de Berlinger. Si, ese que decía que la OTAN era el espacio adecuado para construir el socialismo en libertad. Martillo de ultra-izquierdistas en los convulsos “años de plomo” italianos, siempre dispuesto a actuar de bombero ante el peligro de incendio social, así como a firmar todos los pactos por la estabilidad y “contra el terrorismo” que hicieran falta para ser (¡Por fin!) aceptado como un partido mas del arco constituzionale y capaz de llegar a un compromiso histórico con la vaticanista-mafiosa DCI, por el bien de la patria, claro está. Pero no se vayan todavía que hay más: el mencionado P.C.I. de Berlinguer llego a la conclusión de que la escisión con la socialdemocracia promovida por un tal Vladimir Illich Ulianov a principios del pasado siglo, la cual es, por cierto, el origen fundacional de los partidos comunistas modernos, había perdido todo su sentido, si es que alguna vez lo tuvo. Con lo que, en rigor, no hace falta ningún partido comunista y todos deberíamos juntarnos en la casa del padre tal como hicieron el viejo Carrillo y muchos de sus secuaces.
Por el contrario insistir en crear un partido comunista revolucionario, que busca destruir el estado burgués, combinando todas las formas de lucha, la legalidad y la ilegalidad, para construir estados obreros basado en los principios de la Comuna de París, que destruirán el imperialismo a escala mundial y que se extinguirán en una comunidad humana mundial sin clases, en el comunismo. Eso, eso… no puede considerarse un proyecto político serio sino, como dijo un eximio político español, un asunto de orden público a tratar por la Guardia Civil y, como no, por nuestra policía integral autonómica. Con todo el apoyo institucional y social que haga falta por parte de la flamante y renovada izquierda vasca.
Menos mal que en Euskal Herria tenemos finos analistas como Fede “El Sorro” para ilustrarnos sobre estas profundas verdades.
Mendi