¿ES EL P. N. V. NACIONALISTA?
Parece una pregunta de Perogrullo, dado que ese Partido se llama Nacionalista Vasco, pero la respuesta no es tan sencilla, tanto desde el punto de vista gramatical, semántico, como considerando su historia y su práctica política.
Oxford Languages asigna al término “nacionalismo” esta acepción:
-Doctrina y movimiento políticos que reivindican el derecho de una nacionalidad a la reafirmación de su propia personalidad mediante la autodeterminación política.
Añade el diccionario de la RAE:
-Sentimiento fervoroso de pertenencia a una Nación y de identificación con su realidad y con su historia.
El P.N.V. no reivindica el derecho de autodeterminación política ni plantea ningún sentimiento de pertenencia a una Nación, la vasca en su caso, puesto que oficialmente ha reducido el País Vasco, el Pueblo Vasco (ver Estatuto de Autonomía) a sólo tres de los siete territorios que su fundador denominó Euskadi (el 37% del territorio). Y eso no es una Nación, sino, en todo caso, una Región.
Bajo el punto de vista histórico, el Partido fundado por Sabino Arana en 1895 con el objetivo de conseguir la independencia para una Nación vasca constituida por siete territorios o regiones (Zazpiak Bat), ya desde el principio sufrió la influencia de los sectores burgueses de ideología fuerista liberal procedentes de la Sociedad Euskalerriaka, que si bien aportaron los medios económicos que necesitaba el nuevo Partido, lo hipotecó ideológicamente, puesto que, como indica Wikipedia, “paralelamente al acceso a cargos públicos y a la burguesía vasca, originó a partir de 1898 una moderación de los postulados nacionalistas”, incompatibles con los objetivos originales del Partido. Esto obligó a su fundador, decepcionado, a ofrecerse a sus miembros para crear un nuevo Partido, para el cual Sabino Arana proponía el clarificador nombre de “Liga de Vascos Españolistas”, un Partido que sustituyese el objetivo de la Independencia por el de la Autonomía. Tal como decía de él La Patria en su nº 35, en Junio de 1902, “…desistiendo de continuar llamando a sus componentes al nacionalismo… un nuevo Partido que sea vasco y español a la vez, que aspire a la felicidad dentro del Estado español, sin quebrantar la legalidad presente…”
A ese nuevo Partido, el Sr. Arana les aseguró que él jamás pertenecería, porque seguiría siendo nacionalista y consecuentemente, independentista. Murió poco más de un año después, en Noviembre de 1903, tras haber dimitido por grave enfermedad.
En el P.N.V. de aquella época se mantuvo un pequeño sector nacionalista e independentista, conocido como Aberri, pero del sector mayoritario “moderado”, incluso surgió otra nueva vertiente netamente “autonomista” que, en 1916, llegó a cambiar el nombre del Partido, denominándolo Comunión Nacionalista Vasca. Esta situación se mantuvo hasta 1930, cuando en Bergara volvieron a juntarse esos sectores y decidieron retomar el primitivo nombre de Partido Nacionalista Vasco, aunque las diferencias ideológicas se mantuvieron. Incluso parte de la militancia se escindió, creando un nuevo Partido, Acción Vasca.
La historia, por tanto, no ha sido muy benévola con el P.N.V., aunque al final su planteamiento estratégico y su praxis política han resultado un calco exacto de aquella propuesta de nuevo partido que, por desánimo o con ánimo sarcástico, les propuso su fundador en 1902.
En lo concerniente a la praxis política, que es la expresión de su ideología real, hace un par de días escuché una entrevista que en Radio Euskadi le hicieron al Presidente del P.N.V., el Sr. Ortuzar, quien afirmaba:
“Somos el Partido Nacionalista Vasco, un Partido de la Nación vasca”.
Si Sabino Arana hubiera llevado a cabo aquel proyecto de “Liga de Vascos Españolistas”, ese también hubiera sido un Partido de la Nación Vasca, sin más, porque habría nacido y actuado en el ámbito nacional vasco. Eso no lo haría nacionalista, sino todo lo contrario, puesto que un Partido Político queda definido por sus objetivos, su Estrategia, tanto como por su Táctica. Y al Sr. Ortuzar le hemos escuchado, con harta frecuencia, afirmar que lo que pretenden es encajar y estar cómodos dentro del actual Estado español. No buscan conseguir la plena libertad del Pueblo, de la Nación vasca, llámesele Euskal Herria, Baskonia o, como se le ocurrió al fundador de su Partido, Euzkadi o Euskadi. Su vocación es el Estado, pero no el propio, como ansiaría un nacionalista, sino el español, el que tras diferentes invasiones y conquistas nos ha privado de la libertad a esta parte peninsular de nuestra Nación vasca.
Añadía el Sr. Ortuzar:
“En el acuerdo que personalmente firmé con Pedro Sanchez, éste se comprometía a adoptar medidas para que los problemas en Euskadi y Catalunya tengan un encaje… ¿No es esto soberanismo?”
Pues no, D. Andoni, eso no es soberanismo, sino regionalismo español. Y terminaba su intervención afirmando:
“Estamos en la cosa política para hacer lo que la gente quiere…”.
Fragante plagio del actual discurso de EHBILDU, copiado a su vez de PODEMOS. ¿Lo que la gente quiere? No la libertad de su Nación, no los derechos individuales y colectivos de los vascos. Eso no es nacionalismo, ni patriotismo. Es…otra cosa.
Ese mismo día de la entrevista matutina con Ortuzar, ETB nos informaba de la “visita oficial” del Sr. Urkullu a la Asamblea Corsa, donde hizo unas declaraciones alucinantes:
“Reivindico un nuevo pacto político con el Estado español, basado en el Concierto Económico vasco”. ¿Nuevo pacto? ¿Cuál era el anterior? ¿Pacto entre iguales?
“Al Estado (al español, claro), le corresponde leer adecuadamente este nuevo tiempo y asumir su propia diversidad y pluralidad y plantear un nuevo modelo de Estado”. Y a las colonias,
¿qué les corresponde?. Nuevo modelo de Estado español, pero del propio, del vasco, nada de nada.
¿Es eso nacionalismo?
Pedía “reconocer la plurinacionalidad del Estado…las realidades nacionales vasca y catalana…asumir la cultura plurinacional…”. Reconocer que varias naciones estamos metidas, a la fuerza, en ese Estado y ¿eso es todo? ¿Y sus derechos nacionales? Eso tampoco es nacionalismo.
¿Dónde queda aquella Galeusca que incluía a Galiza? ¿Qué pasa con otras naciones oprimidas que pueda haber en los Estados español y francés? Plena coincidencia con la ideología de Ortuzar, faltaría más. Además, ha evitado utilizar expresiones como “conflicto político”, siquiera “problema político” y emplea la rocambolesca expresión “desencuentro territorial”. Pedía también, la “redistribución de la soberanía”. Por favor, ¿quién le escribe a Urkullu esas ocurrencias?
Visto lo visto, sigo sin entender por qué le siguen votando al P.N.V. no solamente empresarios, adinerados, exvotantes del PP, sino incluso gente trabajadora y tantos abertzales, amigos míos entre ellos, que se sienten muy vascos y que no se tragan eso de “Euskadi y Navarra”. ¿Demasiado trabajo para sociólogos y psicólogos?
Pero tampoco me explico cómo le siguen votando a EHBILDU tantos abertzales, también muchos amigos entre ellos, que antes le votaban a Herri Batasuna y apreciaban el valor de la resistencia activa, a pesar del drástico cambio de rumbo del trasatlántico abertzale que propiciaron Arnaldo Otegi y su equipo, dirigido ahora a ser útiles en España. ¿Quedarán sociólogos y psicólogos suficientes como para acometer este diagnóstico?
Begirale