BANDERAS ROJIBLANCAS E IKURRIÑAS A MEDIA ASTA

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BANDERAS ROJIBLANCAS E IKURRIÑAS A MEDIA ASTA

         Viejos, jóvenes, adolescentes, niños, bebés… mujeres y hombres… aborígenes y foráneos… sanos y tullidos… convertidos en jugadores del Athletic de Bilbao por la magia de las camisetas rojiblancas con la marca de KUTXABANK en el pecho. Adolescentes de 13 años declarando ante las cámaras “Estoy al borde del infarto” y sesudos varones afirmando “Impresionante. Ya me puedo morir tranquilo”. Aitites canturreando el “Alirón, alirón” para ambientar el paseo de sus nietecitos disfrazados de atléticos.

         Y todo para celebrar el triunfo del equipo local de la capital bizkaina. ¿Triunfo? Pues sí, ganaron la final del Campeonato de España, que conlleva recibir de manos del rey de España una hermosa copa con la inscripción “Copa de S. M. el rey”, además de medallas individuales, para los jugadores, colgadas de vistosas cintas rojigualdas, para que no se olvidasen de en qué estaban metidos.

          Miles de desplazados al partido de la final, en avión, tren, coche, autobús, autocaravana… ayudados algunos por los minicréditos facilitados por las entidades bancarias, para poder estar allí, en Sevilla, dentro o fuera del estadio, donde esperaban el rey de España y el Lehendakari autonómico de esta parte del sur de Euskal Herria. Tanto el Sr. Urkullu como el presidente del Athletic, Sr. Uriarte, ya habían pedido a la afición vasca que respetaran los símbolos españoles con que se encontraran y sobre todo que no volvieran a pitar al himno español. No recuerdo que se exhibieran banderas andaluzas ni se interpretaran sus himnos, porque el partido se celebraba en Andalucía, pero así son las cosas del colonialismo.

         Una auténtica locura, una explosión de sentimiento… ¿de cuáles? No ha sido una manifestación de identidad ni de afirmación nacional vasca, sino simplemente de híper afición futbolera. Hasta las gentes del PP, abandonando momentáneamente sus habituales colores rojigualdas, se han enfundado en las camisetas bocheras. El propio alcalde de Bilbao lo ha definido muy claramente:

                  “Fue la expresión del orgullo de ser del Athletic”

          ¿Qué le ocurre a nuestra sociedad vasca, al menos a la bizkaina? El sentimiento de pertenencia a un Pueblo, a una Nación, ni mejor ni peor que otras sino simplemente la nuestra, sustituido y sobrepasado por la vorágine del Athletic ismo. Quizás la falta de una figura épica a la que admirar o seguir, figura que representase la resistencia contra la colonización de nuestro Pueblo, la lucha por la recuperación de su INDEPENDENCIA y por la construcción de una estructura social justa en forma de SOCIALISMO. Algo que ilusione, que invite a la participación, a la esperanza.

         He visto muy pocas ikurriñas, sustituidas por esas anodinas banderas con el escudo del club bilbaíno en el centro, por detrás del cual salen extremos de cruces blancas y de san Andrés. Pero esas no son verdaderas ikurriñas, son enseñas que sólo sirven para eventos futbolísticos. Es de apreciar la gran ikurriña, la de verdad, que uno de los jugadores del Atheltic, con una hermosa barba, llevaba sobre sus hombros en aquel estadio de Sevilla.

         El potente y combativo irrintzi o el festivo sancho, relegados y sustituidos por el estruendoso “!Atleeeeeeeee…ti!

          Pero han pasado cuatro días y ha vuelto la vorágine rojiblanca. La gabarra, la santa gabarra, sacada del museo y convertida en vehículo de las ilusiones bizkainas. Más de mil personas en los servicios de orden, drones vigilantes, carreteras cortadas, circulaciones impedidas, cobros por seguir a la embarcación por la ría. Un millón de aficionados diseminados por las márgenes del Nervión. Buen negocio para la hostelería y para los que han alquilado sus balcones para presenciar el paso de la sacrosanta gabarra.

          Y lo más impresionante, cierre de escuelas e institutos a media mañana, creo que hasta la Universidad. Modificaciones en los horarios laborales para que también los trabajadores puedan acudir al paso de la santa gabarra, esa que al final de su recorrido atracará frente al Ayuntamiento bilbaíno para contribuir a la mayor gloria y boato de su alcalde, del PNV, en plena campaña electoral, que por cierto ha quedado suspendida en Bizkaia, de facto, para los demás partidos, porque el PNV ha utilizado partidariamente el tema futbolero. ¿Genocidio en Gaza? ¿Deseos de venganza en Irán por el ataque israelí? ¡Hombre, no hay tiempo ahora para hablar de esas cosas!

          Una tarde de exacerbación rojiblanca donde he vuelto a ver muy pocas ikurriñas de las de verdad, aunque hay que resaltar que una, aunque pequeña, la portaba en la mano el presidente del Athletic durante la recepción en el Ayuntamiento bilbaíno. Una senyera catalana frente al Ayuntamiento ha dado la nota de internacionalismo y otra, de Nafarroa, de hermandad. No he visto banderas españolas. ¿No habrán venido españoles para celebrar que miles y miles de vascos hayan erigido como su tótem a una copa del rey de España? También he visto una pancarta en la barandilla de la ría, a la altura de Olabeaga, que rezaba “NAZIOA GARA”. Y poco más. A resaltar que el mismo jugador barbudo que llevaba una gran ikurriña a sus espaldas en el estadio de Sevilla, ha sido uno de los pocos miembros de su equipo que han intervenido en euskera desde el balcón del Ayuntamiento, ha recomendado potenciar el uso de nuestro idioma nacional y ha terminado su intervención con un sonoro “!Gora Euskal Herria!”.

         Un aplauso para él. Creo que esta nuestra sociedad vasca necesita de un buen equipo de psicólogos deportivos que estudien estos fenómenos y nos ofrezcan un certero diagnóstico y la propuesta de una terapia efectiva, antes de que sea demasiado tarde. O quizás se trate, simplemente, de que a nuestras gentes les va todo aquello que suponga barullo y juerga colectiva.

         Y entre los dos acontecimientos futboleros, el fallecimiento del Sr. Ardanza, lehendakari de la CAV durante 14 años, hecho luctuoso luctuoso que también ha sido aprovechado por el PNV para su campaña electoral. Ikurriñas a media asta, tres días de luto oficial, féretro cubierto por el crucifijo y la ikurriña, pésames desde el Congreso español y sobre todo, horas y horas de la Radio y Televisión autonómicas dedicadas a ensalzar su actividad política en Ajuria Enea, a favor del diálogo, la convivencia, y la construcción de la paz. Poco me voy a extender sobre el tema. El presidente de su Partido, Sr. Ortuzar, fue claro en sus declaraciones públicas: “José Antonio Ardanza estuvo siempre al servicio de su Partido”. Dialogó solamente con los partidos de su bando, pues no lo hizo con la Herri Batasuna de entonces, que eran “los otros”. La convivencia la hizo sólo con “los suyos”, en el marco del Pacto de Ajuria Enea. Estuvo en contra, no sólo de los MEDIOS de ETA, sino de sus FINES (la Independencia y el Socialismo) y se posicionó favorable a la dispersión de sus presos. Que cada cual juzgue si el Sr. Ardanza, que en paz descanse, en su actuación política buscaba la PAZ o los intereses de su Partido.

 Begirale

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