Clandestinidad y resistencia Comunista Celestino Uriarte

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Clandestinidad y resistencia Comunista

Celestino Uriarte

          Su currículum militante da fe de ello. Con 16 años ya destacaba en la defensa de los intereses de sus compañeros y por  ello  fue  elegido  representante  obrero  en  la empresa  Elma  de Mondragón.  Durante la Revolución de Asturias del 34, fue uno de los principales artífices de que Mondragón se insurreccionase, razón por la cual tuvo que exiliarse. Dicha insurrección no fue un movimiento espontáneo y de solidaridad, sino el resultado de una línea política que incluía profundas transformaciones sociales y una decidida estrategia de lucha de clases.  La abolición del dinero que decretó el Comité Revolucionario y la proclama de la República Social en  vigor mientras  tuvieron  el  poder  local,  nos  indica  el  sistema  igualitario  por  el  que  luchaban  los insurrectos. La formación de milicias armadas locales, y en cuya formación Celestino, líder de las Juventudes Socialistas, jugó un papel central, demuestra el temple y la convicción con que luchaban. 

        Volvió con el triunfo del Frente Popular. Tras el alzamiento fascista formó parte de las primeras milicias de izquierda que  hicieron  fracasar  la  rebelión  en  Donostia.  Ejerció  de  comisario  de  guerra  del  frente  de Mondragón y posteriormente fue representante de las Juventudes Socialistas Unificadas, en el Estado Mayor de las Milicias Populares Antifascistas.

        A primeros de 1937, ingresa en el Partido Comunista porque considera que el partido es el «único que en los actuales momentos, sabe seguir la línea política justa, de acuerdo con las circunstancias presentes y con la lógica interpretación de la doctrina marxista–leninista». Esta decisión marcará profundamente a Celestino, no sólo en lo relativo a su trayectoria política sino en su forma de concebir la revolución. A partir de entonces la URSS y la Tercera Internacional –dirigidas por Stalin– y el PCE –dirigido por quienes gozan de la confianza del Komintern– serán para Celestino los pilares sobre los cuales se asentarán sus convicciones revolucionarias.

         Celestino, al igual que muchos socialistas, comunistas, anarquistas y gudaris, no se rindió en Santoña y continuó luchando en Asturias hasta el final. T ras la caída de Asturias pasó a Cataluña y combatió en la batalla del Ebro al frente de una brigada con grado de Mayor. Fue herido en combate. Ironías del destino, Lister , jefe del Quinto Regimiento –con quien luego se solidarizaría cuando fue expulsado del PCE– le acusó injustamente de cobardía ante el enemigo. Posteriormente tuvo que retractarse ante las apabullantes pruebas de valentía y dignidad de  las que hicieron  gala Celestino  y  su brigada, que  fue prácticamente exterminada. Por dicha actuación le concedieron la Orden del Valor y la mención se hizo pública en el último Boletín de Estado que el Gobierno de la República mandó editar antes de su derrumbe definitivo. 

        De nuevo al exilio. Esta vez en un campo de concentración. El Gobierno V asco le hizo responsable –a pesar  de  ser  comunista–  de  los  presos  vascos  en  el  campo  de  refugiados  de  Gurs,  dada  su  integridad  y capacidad organizativa. Escapó y marchó a Sudamérica. 

        Vuelve al interior en 1944. Será responsable político militar en Madrid y en Valencia y posteriormente responsable  de  organización  en  Asturias.  Desde  dentro,  Celestino  toma  conciencia  de  la  gravedad  de  la situación, la cual generalmente, tiene poco que ver con los informes elaborados desde “bureaux” que viven en su mundo, lejos de la represión que golpea sin piedad a los militantes y aterroriza al pueblo hasta límites insospechados.

        Detenido  en  el  46  en  Gijón,  será  torturado  en  comisaría  durante  43  días  y  condenado  a  30  años  de prisión. Posteriormente el fiscal pedirá pena de muerte por los acontecimientos del 34 en Arrasate. Por esta razón, en carta fechada el 20 de septiembre de 1946, el jeltzale Manuel de Irujo, informaba al correspondiente Ministerio de la República española en el exilio de la siguiente forma.: «Celestino Uriarte, de Mondragón, Jefe que fue del batallón de Dragones del ejército vasco. Capturado en Asturias y sometido a un trato salvaje, está amenazado de juicio sumarísimo. Conviene que hagamos lo posible por evitar su ejecución». 

        El 28 de febrero de 1950, junto con otros tres compañeros, se fuga de la prisión de Martutene, en una evasión digna del más rocambolesco Papillon. 

        De nuevo al exilio. 

        Con la invasión de Checoslovaquia, el mes de agosto de 1968, por el ejército soviético, el PCE condena esta intervención e inicia el distanciamiento de la URSS. Esta condena abre una crisis en el seno del PCE entre Lister y el resto de la ejecutiva del partido. El mes de agosto de 1970, se expulsa a Enrique Lister, Celestino Uriarte, José Barzana, Luís Balaguer y Luís Saíz.

        Fallece en Berlín, el 9 de septiembre de 1979. Un año antes había visitado por primera y última vez su Arrasate natal.

        En contra del alzamiento fascista 

        Nosotros  somos  internacionalistas  y  no  podemos  aprobar  el  independentismo  del  pueblo  vasco.  Ahora  bien, reconocemos el derecho de Euskadi, si así lo plantea a la independencia. El Estado español y sus nacionalidades es un objetivo que cualquier gobierno debe tener en su agenda de urgencias.

Celestino Uriarte

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