BATALLONES COMUNISTAS VASCOS (2)

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BATALLONES COMUNISTAS VASCOS (2)

 

Batallones Comunistas Vascos (1)

          En el maquis, en la Francia invadida por los nazis, la mayor parte de los comunistas vascos que inicialmente se camuflan en empresas madereras pirenaicas; se integran mayoritariamente en la 10 y 35 Brigadas pirenaicas, hombres como J Etxeberria, G. Urquiza, Arrondo, Echats Alonso, …procedentes del Campo de Gurs. Los puertos de montaña (Aubisque, M.Blanche…)del “TOUR” pueden recordar muchas azañas de aquellos guerrilleros revolucionarios cuyo comandante más famoso fue el Lasartearra Victorio Vicuña “Comandante Oria”. Fueron los primeros en iniciar la resistencia armada contra los nazis, comenzando con la ejecución de más de 30 oficiales alemanes que viajaban en autobús, y continuando con la escalada de voladuras de trenes armados (su especialidad).

          Toda la franja pirenaica “francesa” fue liberada por la lucha frontal iniciada en Mayo de 1944 por 9.000 guerrilleros comunistas. Los comunistas de Zuberoa lucharon en la organización maquisard pirenaica FTP. De Hendaia a Perpignan los guerrilleros continuaban la lucha iniciada en Julio del 36. Hubo una brigada, la 35, integrada casi totalmente por navarros.  Guerrilleras fueron las vizcainas Uribarrena y Regina Arrieta, y Felicia del Fuerte de la brigada Arieje, También era navarra la organización de mugalaris que iniciaron en 1939 (red Alava) el paso de los huidos de Albatera y otras prisiones. Los comunistas de Isaba mantuvieron el paso pirenaico a lo largo de la guerra mundial. El Roncal, Baztan y Roncesvalles eran los puntos de paso. Hoy se conocen los nombres de muchos navarros, entre mugalaris y guerrilleros. Los “demócratas navarros” no saben de esta historia.

          Por el campo de concentración de Gurs, entre otros muchos vascos, había pasado el hondarribitarra Jesús Carrera, había ocupado la responsabilidad de Comisario de la organización guerrillera en el Ejercito del Norte hasta la caída de Bilbao. Era hombre de confianza de Jesús Monzón. Tras pasar por el maquis e intentar reorganizar la resistencia armada en Madrid cayó detenido; y tras de ser torturado largo tiempo por la policía franquista que destrozó su cuerpo hasta el extremo de no poder volver a estar en pie, murió heroicamente fusilado en Enero de 1945 en Alcalá de Henares. Era miembro del Comité Central del Partido Comunista

          El dirigente comunista navarro Jesús Monzón había sido una de las cabezas que habían dirigido la organización de la resistencia. Desde esta fase final al norte del Pirineo, Monzón había ideado con la dirección (in situ) del partido la preparación del nuevo escenario. Se trataba de Re continuar la lucha con los apoyos de los resistentes del interior y confiando (¡ay!) en la nueva situación internacional, que debería suponer el apoyo de las potencias aliadas.

          Entre 1942 y 1944 Monzón al frente de la dirección del partido comunista en el interior, con el equipo formado por Trilla, Alegre, Poveda, Serradell, Canals y Gonzalez estaban reorganizando la resistencia, preparando la soñada insurrección popular, que se iniciaría como consecuencia del asalto frontal de la frontera pirenaica por los guerrilleros; que hasta el 44 luchaban encuadrados en diferentes unidades del “maquisard”.

        Las potencias aliadas ya habían dejado sus credenciales durante la guerra civil; con su política de “no intervención”. Mas tarde solamente contribuyeron a las necesidades logísticas de los maquis en el asalto final a Francia, dosificando las ayudas armamentistas, (metralletas STEN con un solo cargador), para así evitar futuras aventuras revolucionarias del maquis contra la dictadura franquista.

          En Octubre del 44 se inicia la invasión del Pirineo. 600 guerrilleros de la 54ª y 153ª Brigada entran en Roncal y Roncesvalles.  Días más tarde pasan la 10ª, 27ª y 35ª Brigadas por Hendaia. Victorio Vicuña (Comandante Oria) perdió 21 de sus hombres en el Bidasoa. Y el 17 de Octubre se produce la irrupción de 4000 guerrilleros, encuadrados en 12 unidades en el Valle de Arán.

          El largo silencio del Partido Comunista sobre las razones y sinrazones, de aquella época, en la que la dirección creada en el exterior aborta cientos de operaciones, calumnia a heroicos luchadores (Monzón, Trilla, Pérez Ayala, Quiñones...) y ejecuta a parte de los cuadros dirigentes. Es el estilo de la época en que; consecuentemente con los acontecimientos que se disparan a partir de las purgas de los años 1937 y 1938 en la URSS; donde habían sido eliminados físicamente 2/3 partes de los cuadros boltxevikes elegidos en el XVII Congreso del PCUS. y 9/10 de los mandos del ejército rojo; dan el golpe de timón, que supuso la vía hacia el reformismo por los métodos burocráticos tristemente ciertos.

          Y no podemos olvidar que, en aquellos momentos, de guerra y revolución, todos los comunistas del mundo formaban un partido; “La Internacional Comunista”.

          Aquel virus del “burocratismo antiboltxevike” denunciado por Lenin desde el 19, incubado en la URSS durante décadas, fue transmitido, a través de las organizaciones de la Internacional, por las diferentes secciones comunistas del mundo. Lo que en un principio pareció ser un mal menor necesario ante la agresión exterior, acabó convirtiéndose en un cáncer interior, que el paso del tiempo ha manifestado en una triste dialéctica “heroísmo militante-miseria de oficina”.

          A una vez que los militantes, organizados mayoritariamente en torno a cuadros guerrilleros, se autoorganizaban luchando, huérfanos de una vieja dirección repartida entre Moscú y Méjico; los “dirigentes del exterior” no podían admitir su falta de control de unos luchadores a quienes llegaron a calumniar como “agentes del fascismo” y otros calificativos más sutiles. Lo hicieron con los hombres claves de la resistencia, como Monzón, Trilla, Yefrin Granowdiski (Quiñones)…..Y lo hicieron, hasta la eliminación física, con la dirección de los comunistas vascos.

          Es un momento para visualizar el punto de divergencia de las “nuevas direcciones” con la histórica actuación del partido de Lenin en 1917 que identificó la liberación de los pueblos con el estallido de la revolución proletaria – Manifiesto de la Liberación de los Pueblos, independencia de Finlandia, Polonia, Repúblicas Bálticas, Republicas Caucásicas…

          Y fueron repúblicas islámicas liberadas por la revolución, las que contribuyeron con los boltxevikes a la victoria sobre el “ejército blanco” del general Kornilov.

          No fue ese modelo de liberación “fundamento del internacionalismo proletario”; el elegido más tarde en la URSS post-leninista. Tampoco lo fue para la dirección de los comunistas españoles a partir de 1939. Y confundieron el proyecto estratégico revolucionario con el cierre de filas en torno a una lejana dirección.

          Algo ha dicho ya la historia de quienes convirtieron, la liberación social en estado omnipotente, la militancia en sumisión, y la dialéctica revolucionaria en catecismo de cartón piedra.

          Tras la muerte de José Diaz suceden expulsiones y voluntarias separaciones. Los imprescindibles de la dirección del exterior son la troika Dolores, Uribe y Mije; junto a la que fueron cooptados Antón y Carrillo el año 1944, en la Conferencia de Toulouse. Había comenzado el viraje en la dirección del partido comunista. Pronto se hablaría de la “reconciliación nacional”. Hoy sabemos adónde llegaron. En aquellos momentos los cuadros más combativos frente al franquismo, la élite de los comunistas, no resultaban “compañìa presentable” para alianzas con aquellos monárquicos y “demócratas” protagonistas más tarde de la transición del 77.

          El equipo liderado por Carrillo se centró en la eliminación de la lucha de resistencia y sus responsables del interior, para iniciar la “reconciliación nacional”.

          En Bizkaia, tras la desaparición de la Internacional Comunista (Marzo 1943), da paso a la organización de los partidos nacionales, la dirección de los comunistas vascos decide constituirse en partido independiente, aunque coordinado con el PCE. El partido organizado en células y con una férrea estructura clandestina implantada en pueblos de Gipuzkoa, Bizkaia y Nafarroa, estaba decididamente implicado en la organización de las actividades guerrilleras. La dirección del exterior no admitió. Convocó en Francia a la dirección vasca. Fueron ejecutados.

          La nueva dirección del exterior, en la que se iniciaba S. Carrillo, que había sustituido a Hernandez, había llegado desde lejos a imponer el flamante “CAMBIO DE TÁCTICA”( Conferencia de Toulouse). Las consecuencias inmediatas fueron:

               1-la expulsión de numerosos militantes del interior que desde el 36 continuaban en  la lucha

               2-la desaparición de los cuadros de la dirección vasca 

               3- traumática desaparición estratégica de la guerrilla y de sus protagonistas

               4- la creación de un futuro partido sumiso a una oficina política, que renegando de la tradición revolucionaria y de sus históricos militantes, concluyó en el reformismo de la “transición” conducido por sus mediocres oficinistas.

          Muchos comunistas históricos fueron calumniados, expulsados, e incluso ejecutados por la “dirección del exterior”. Monzón, Trilla, Luisillo, Mateo Obra, Quiñones…y muchos leales comunistas tuvieron la triste suerte. El comandante Oria fue expulsado del partido en plena lucha, por no obedecer las instrucciones del exterior que ordenaba ejecutar a Mateo Obra, por traidor. Mateo Obra murió heroicamente fusilado en Bilbao, con la tristeza de ser calumniado por su propia dirección. Lo mismo había sucedido con el ucraniano Y. Granowdiski (“Quiñones”).

          Otros dirigentes como Larrañaga, Asarta, Carrera, Isasa, Zumalakarregi, Realinos, Dieguez…. entre muchos, cayeron y fueron fusilados. Nos dieron el ejemplo de ser valientes en la soledad de su último amanecer.

          En 1944 la carcel de Ondarreta era insuficiente, para la gran masa de prisioneros que ocuparon la plaza de toros de Donosti. Algunos como el histórico comunista de Arrasate, Celestino Uriarte, que junto a Monzón y Carrera en Madrid habían trabajado en la reorganización de la guerrilla, logró escaparse de la nueva prisión de Martutene cuando estaba condenado a muerte. Murió más tarde en la DDR.

          Otros, como Otxoa Martiarena volvieron a ver la calle, tras de 26 años en prisión, tarde la soledad, a la salida de las cárceles.

          Los bidasotarras  Bienabe Artia (fofito) Lejarreta, Santos Juanes, Rogelio Fernandez , Sabino Etxebeste…. siguieron luchando, superando torturas y, más tarde la soledad, a la salida de las cárceles.

          Y hubo heroicos guerrilleros como, Oria, Otxoa, Lekunberri (Otzabiña), Cecilio Arregi o Marcelo Usabiaga que tras sobrvivir largos años en prisión, lograron recuperar la perdida juventud a los 70 años.

          Muchos comunistas vascos vivieron y murieron en el silencio de los burócratas de su partido, burócratas tan ignorantes de la auténtica lucha en el interior, que acabaron siendo ridículas momias de oficina.

          Habían sido expulsados, Astigarrabia, Hernandez, Monzon, Obra, Oria, P.Ayala... entre muchos; algunos en la guerrilla y muchos en las cárceles.

Aquellos comunistas lo fueron hasta morir. La gran mayoría murieron fuera de un partido que se extinguió en la transición, para integrarse en el estado.

          Y una experiencia para aquí y ahora: no hay revolución sin la “necesaria dialéctica entre los que luchan dirigiendo y los que dirigen luchando”.

          Cuando combate y dirección son formas de trabajo divididas; la revolución y la realidad se hacen incompatibles.

          Han pasado años. Las causas siguen. La lucha continúa. Y la vieja vena de los comunistas vascos de ayer; lleva medio siglo liberando joven sangre revolucionaria. En cada pueblo de Euskal Herria lo sabemos. 

                                                                               

                                      J.K.  (EUSKAL HERRIKO KOMUNISTAK )

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