Reflexión ante las Elecciones Varias previstas

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Reflexión ante las Elecciones Varias previstas

         En el umbral de las elecciones, se alza un telón de incertidumbre y desencanto para la Clase Trabajadora Vasca. Las urnas, como cajas vacías, esperan nuestras decisiones, pero ¿qué elegimos realmente? ¿La promesa o la decepción? ¿El cambio o la perpetuación de lo mismo?

         La política, ese juego de espejos, refleja nuestras esperanzas y nuestras frustraciones. Los candidatos, como títeres en un escenario, danzan al son de las encuestas y los intereses. Sus discursos, como hojas al viento, se desvanecen en la maraña de promesas incumplidas.

         ¿Qué nos queda? El voto, esa moneda de cambio en el mercado de las ilusiones. Pero, ¿a quién compramos? ¿Al más carismático o al menos corrupto? ¿Al que promete o al que no defrauda porque no promete nada?

         En la cabina de votación, nos enfrentamos a un abismo de opciones. Los partidos, como máscaras en un baile de disfraces, ocultan sus verdaderos rostros. ¿Quiénes son? ¿Qué intereses defienden? ¿Cuántos favores deben antes de ocupar su silla en el parlamento?

         La democracia, ese edificio de cristal, se resquebraja. Los pilares de la confianza se erosionan con cada escándalo, con cada pacto bajo la mesa. Los ciudadanos, como hormigas en un hormiguero, cargan con el peso de las decisiones, pero ¿quién sostiene el techo que amenaza con derrumbarse?

         En este juego de tronos, los reyes son temporales, los ministros son peones y los ciudadanos somos espectadores impotentes. Las promesas se desvanecen como humo, y los intereses oscuros se entrelazan como hilos invisibles.

         Así que, ante la próxima tanda de elecciones, reflexionemos críticamente. No sobre los eslóganes y las sonrisas, sino sobre las grietas en el sistema. ¿Por qué votamos? ¿Para cambiar algo o para legitimar lo que ya está podrido?

         Quizás, en lugar de votar, deberíamos rebelarnos. No con violencia, sino con la negativa a ser cómplices de un juego amañado. Quizás deberíamos exigir transparencia, responsabilidad y verdadera representación.

         Porque, al final del día, el voto no es solo un acto individual, sino una piedra en el muro de la historia. ¿Queremos construir un muro sólido o uno lleno de agujeros? La decisión está en nuestras manos, pero también en nuestras conciencias.

         Que la reflexión crítica nos haga más conscientes y menos conformistas. Abramos ventanas hacia un futuro más justo y luminoso, aunque sea a través de los barrotes de la desilusión.

         ¡Que la democracia no sea solo un sueño, sino una realidad que merezca la pena soñar!

         Por eso y mientras esto no se reconduzca a los verdaderos valores de la DEMOCRACIA del PUEBLO TRABAJADOR VASCO

 

¡ABSTENCIÓN ACTIVA Y REVOLUCIONARIA!

 

Pablo Martín Galiana

Miembro de Herritar Batasuna

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