LOS ENCAJEROS, una historia bilbaína

El mismo Arana abandonó el carlismo, ideología familiar del momento, para convertirse en entusiasta defensor de la independencia de Bizkaia, postura que superó al comprender que su Nación, su Patria, superando esos límites territoriales, era todo el País Vasco, Euskal Herria, a la que rebautizó con el nombre de Euzkadi.

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LOS ENCAJEROS, una historia bilbaína

         A finales del siglo XIX, concretamente en 1880, se estableció una tienda, almacén y taller de telas, lencería y otros artículos para el hogar, en pleno Casco Viejo bilbaíno, conocida como “Los Encajeros”. Estaba ubicada en el Portal de Zamudio, frente a la iglesia de los Santos Juanes.

 

         Tuvo mucha fama, no solamente entre los bilbaínos, sino que acudían clientes de toda Bizkaia. Mas tras muchos años en esa primera ubicación, los propietarios trasladaron el establecimiento a otro lugar, en la calle Elkano. No fue el único cambio, puesto que años más tarde se cambiaron a Las Arenas. En 2015 volvieron a cambiar de lugar, esta vez regresando a Bilbo, a la Gran Vía. No terminaron allí los cambios de sitio de esta popular empresa, porque un año más tarde, en 2016, se trasladaron a Madrid, abriendo una nueva tienda en el elegante barrio de Salamanca, pero sin abandonar su última sede en Bilbao. Un poco frecuente cambio de ubicaciones, pero manteniéndose fieles a su enfoque mercantil, la ropa para la casa.

 

         Me he acordado de ellos uno de estos días, cuando he oído a varios líderes del Partido Nacionalista Vasco propugnar eso de buscar un encaje adecuado de Euskadi en el Estado. Y he recordado lo leído en los libros de historia sobre los importantes cambios que ese conocido y antiguo partido político vasco ha experimentado a lo largo de los años.

 

         También por aquellas fechas, a finales del siglo XIX, en 1895, Sabino de Arana y Goiri fundó su partido, el Partido Nacionalista Vasco, estableciendo su sede en Bilbao, en la calle Correo, cerca del Arenal. Ha tenido este último bastantes cambios a lo largo de su historia, aunque en este caso han sido, más que cambios de sede, que también, cambios en sus estrategias y en sus tácticas políticas. El mismo Arana abandonó el carlismo, ideología familiar del momento, para convertirse en entusiasta defensor de la independencia de Bizkaia, postura que superó al comprender que su Nación, su Patria, superando esos límites territoriales, era todo el País Vasco, Euskal Herria, a la que rebautizó con el nombre de Euzkadi.

 

         A los muy pocos años experimentó Sabino Arana un fuerte desánimo por la tibiez nacionalista de algunos de sus seguidores e hizo una propuesta, en 1902, de reconvertir el Partido Nacionalista Vasco en uno nuevo, la Liga de Vascos Españolistas, en lo que algunos llamaron inadecuadamente “evolución españolista” (estoy convencido de que Sabino sólo pretendía azuzar el sentimiento nacionalista de algunos sectores de su Partido) y tras su fallecimiento en 1903, el PNV tuvo ya los primeros enfrentamientos entre el sector “moderado”, el que quería llevar a la práctica aquello de la “evolución españolista” y los que pretendían recuperar el verdadero espíritu sabiniano, es decir, el independentismo. Entre los dos sectores

 

         Pero se produjo una primera escisión en el PNV, en 1909, con el nombre de Partido Nacionalista Liberal Vasco (PNLV), que en 1911 cambió de nuevo su nombre a Partido Republicano Nacionalista Vasco (PRNV), desapareciendo definitivamente en 1913. Más adelante, en 1916, la fracción partidaria de la “evolución españolista”, tomó el control del aparato y finiquitó el propio Partido Nacionalista Vasco, convirtiéndolo en Comunión Nacionalista Vasca, a pesar de las fuertes críticas de Luis de Arana, hermano de Sabino.

 

         En 1920 el Napar Buru Batzar planteaba (diario EUZKADI, 17-12-1920):

 

         “Declaramos que como nacionalistas vascos…solo aspiramos a la restauración de la libertad que, antes de 1839 (final de la segunda guerra carlista), disfrutaban Nabarra y todo el resto del País Vasco al que llamamos Euzkadi. Declaramos asimismo que no somos separatistas, ni lo hemos sido nunca ni queremos serlo…que deseamos la unión de España en la forma tradicional foral de eque-principal…”

 

         El sector independentista del nacionalismo sabiniano, agrupado en torno a ABERRI, mostró su disconformidad a través de ese periódico, el 28-2-1920:

 

 “Nosotros no aspiramos solo a la restauración de la libertad de que disfrutaba Nabarra antes de 1839, sino a la independencia absoluta de Euzkadi”

 

         Para dirimir las disputas entre los dos sectores, el EBB, máximo órgano dirigente del Partido, se posicionó oficialmente a favor de la postura del NBB (diario EUZKADI, 9-5-1920), es decir, por la unión con España, el buen encaje en ese Estado, abandonando la reivindicación de un Estado propio e independiente para todo el País Vasco, para Euskal Herria. En 1921 se produjo ya la escisión entre los dos sectores, ABERRI y COMUNION, dada la apuesta firmemente autonómica de esta última, mayoritaria, que se posicionaba por “los deseos de los vascos, siempre capacitados para administrar sus bienes, a favor de una mayor libertad compatible con la unidad del Estado…”. Como consecuencia inmediata, el EBB decretaba (28 de Agosto de 1921) la expulsión del Partido de todos los que no aceptaban sus tesis, incluyendo a Juventud Vasca, quien procedió a refundar el nuevo PNV en sus locales bilbaínos de la calle Bidebarrieta. En 1930 volvieron a reunificarse ambos partidos, Comunión Nacionalista Vasca y Partido Nacionalista Vasco, pero se mantuvieron las diferencias ideológicas y estratégicas entre ambos sectores, el independentista y el autonomista. En esta asamblea de unificación se produjo otra escisión, con la formación de un nuevo partido, ANV, de tinte izquierdista.

 

         Perdida en 1937 la guerra contra el invasor franquista, el lehendakari Agirre, al frente del Gobierno Vasco en el Exilio, fué la figura que representaba el ideal nacionalista. Mantuvo su confianza en las potencias aliadas, especialmente en los EEUU, aunque le fallaron. Pero tras su fallecimiento en 1960, la dirección del nacionalismo vasco pasó a manos del PNV, algunos de cuyos máximos dirigentes, como Ajuriagerra, con el que Agirre había mantenido fuertes discrepancias, habían perdido la fe en el logro de una Euskadi independiente, como refleja el testimonio al respecto de Mauro Elizondo, el Abad de los benedictinos, su confidente espiritual, al que entrevisté en su retiro de Lazkao:

 

         “…era total su entrega a los ideales del logro de una autonomía lo más amplia posible para Euskal Erria: la independencia era entonces un sueño con el que no se podía uno ilusionar”

 

         Cuando llegó la Transición Política del franquismo, el sector “moderado” del PNV volvió a optar por la vía estatutaria española, la de “buscar un encaje en el Estado español” y abandonó la tradicional reivindicación nacionalista sabiniana de una Euskadi independiente en el conjunto de las naciones libres, decidiendo en 1978 que, para ellos, Euskadi, el País Vasco, se reduciría a las provincias o territorios de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, dentro de un ente autonómico español conocido como CAV.

 

         Transcurridos 47 años desde entonces, los principales líderes del PNV siguen perteneciendo a ese “sector moderado”, buscando un encaje a su gusto en el Estado, no en el propio, sino en el español. Son los eternos ENCAJEROS, asentados en su Sabin Etxea bilbaína. Mantengo la esperanza de que, como ha ocurrido a lo largo de toda la historia del nacionalismo vasco, se mantengan vivos esos sectores “no moderados”, los independentistas, aunque sean minoritarios, que mantengan la fe en la libertad nacional.

 

         Lo malo es que, hoy mismo, el Sr. Ortuzar ha vuelto a manifestar: “Hay que abrir el melón del encaje nacional de Euskadi y Cataluña en ese nuevo marco estatal”. Otra vez los encajes.

 

         Begirale

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