LA TOMA DE GRANADA NO ES NINGUNA FIESTA

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LA TOMA DE GRANADA NO ES NINGUNA FIESTA

Razones por las que no queremos que el 2 de enero

se siga convirtiendo en una celebración

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        El Ayuntamiento de Granada elige cada año el 2 de enero como fiesta local. Un sector cada vez más amplio de granadinas acudimos a manifestar nuestro desacuerdo ante la conversión de este suceso histórico en un hecho festivo. Desde Nación Andaluza-Granada públicamos este informe para explicar las razones de nuestra propuesta al vecindario de la ciudad de forma más detallada.

         ¿Qué celebra el Ayuntamiento de Granada el día 2 de enero?

        El Ayuntamiento de Granada elige cada año el 2 de enero como fiesta local. Un sector cada vez más amplio de granadinas acudimos a manifestar nuestro desacuerdo ante la conversión de este suceso histórico en un hecho festivo. Desde Nación Andaluza-Granada públicamos este informe para explicar las razones de nuestra propuesta al vecindario de la ciudad de forma más detallada. ¿Qué celebra el Ayuntamiento de Granada el día 2 de enero? El Ayuntamiento celebra el incumplimiento por parte de la Corona de Castilla de las Capitulaciones de Granada, que suponen un tratado de ámbito internacional entre dos reinos: el de Granada, vencido, y el de Castilla, vencedor. La referencia en este tratado al respeto de costumbres, cultura y posesiones de la población del reino de Granada fue rápidamente ignorada por los vencedores. Las reacciones no tardarían en llegar: en 1499, siete años después, comienzan las primeras revueltas en el Albayzín, provocando el desplazamiento de muchos granadinos hacia la Alpujarra.   

        El Ayuntamiento celebra el inicio de un proceso que pretenderá terminar con una sociedad andaluza distinta y diferenciada de la de Castilla. En 1212, el papa Inocencio III santificó una nueva cruzada en la Península Ibérica que trajo ejércitos de toda Europa a Andalucía.

        El Ayuntamiento celebra la conversión forzosa a la religión católica de las granadinas, almerienses, malagueñas, etc., dictada en 1499 por el Cardenal Cisneros; la anulación de los derechos y la confiscación de las propiedades de la población andalusí por el simple hecho de serlo y el primer decreto de expulsión de las granadinas, que data de 1502.

         El Ayuntamiento celebra la quema de miles de libros en la plaza de Bibarrambla en febrero de 1502, organizada por el cardenal Cisneros. Ardieron en la hoguera miles de tratados científicos, filosóficos, médicos, botánicos, geográficos... y tan solo se salvaron unos cuatro mil ejemplares que hoy se encuentran en la biblioteca de El Escorial.

        El Ayuntamiento, en su empeño por festejar el 2 de enero, celebra la derrota de la insurrección del 25 de diciembre de 1568, el gran alzamiento de las granadinas (las fellah-mengu que hablara Blas Infante: campesinas sin tierra, jornaleras) que pone en jaque al mayor ejército de la época. Decenas de miles de andaluzas se levantaron en armas contra las tropas de Felipe II bajo la dirección de Fernando de Córdoba y Valor, que adoptó el nombre de Mohammad ibn Umayya (Abén Humeya), elegido rey de Andalucía por los notables reunidos en consejo bajo un gran olivo de la localidad alpujarreña de Cádiar. En todas las sierras del país, desde las occidentales de Cádiz y Sevilla hasta las orientales de Almería, se levantaron partidas guerrilleras populares contra la monarquía de los Austrias, logrando repeler durante más de un año al ejército de Felipe II.

         El Ayuntamiento celebra que Castilla enviara hasta a tres ejércitos profesionales para doblegar a las andaluzas de entonces: los Tercios de Flandes venidos del norte, los de LA TOMA DE GRANADA NO ES NINGUNA FIESTA LA TOMA DE GRANADA NO ES NINGUNA FIESTA Italia, desembarcados en las costas malagueñas, y las fuerzas de ocupación castellanas.

        El Ayuntamiento celebra una tergiversación histórica: fue el 25 de noviembre de 1491 y no el 2 de enero de 1492 cuando se firmó el tratado por el que se entregó el reino de Granada.

        El Ayuntamiento celebra el rechazo de los argumentos del morisco Núñez Muley ante la nobleza castellano-aragonesa. En su Memorial de 1566 se asume la identidad cultural andalusí con normalidad por ser los granadinos, almerienses o malagueños «naturales del país». Núñez Muley reconocía a los moriscos como los habitantes naturales de Granada hasta en sesenta y seis ocasiones.

        El Ayuntamiento celebra la Toma de Granada contra la opinión de insignes intelectuales granadinos a los que luego homenajea de forma traidora, como la de Carlos Cano o Federico García Lorca.

         El Ayuntamiento celebra una falsa culminación de la unidad de España, una tergiversación histórica más. El carácter español de esta fecha es una invención de cariz integrista católico, puesto que el 2 de enero de 1492 el reino de Navarra aún no estaba anexionado a Castilla y los reinos de Castilla y Aragón tenían una legislación, usos y costumbres diferenciados todavía. De hecho, el concepto de Españano aparecerá como estado nacional hasta inicios del siglo XIX. Lo único que desaparece el 2 de enero de 1492 es el Estado granadino, pues no estaba ligado a los intereses del Vaticano.

        Por último, el Ayuntamiento celebra la destrucción del Estado granadino como la última autoridad política no-cristiana en la Península Ibérica. Cabe destacar que hablamos de autoridad no-cristiana en vez de musulmana , como señala Bernard Vicent y otros historiadores, las moriscas perdurarán más allá de los decretos de expulsión de principios del siglo XVII, siendo posible abundantes rasgos andalusíes en la cultura andaluza actual.

 

Nación Andaluza

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