Nacionalismo revolucionario. Ayer, hoy y mañana.

"Por su extraordinario valor teórico y estratégico os presentamos este texto de Jon Iurrebaso, que hemos podido leer como apendice en el libro sobre Nacionalismo Revolucionario de José María Lorenzo Espinosa e Iñaki Gil de San Vicente, publicado recientemente por Boltxe."                                   

 Nacionalismo revolucionario. Ayer, hoy y mañana.

La tarea de tratar, aunque solo sea someramente, la cuestión del nacionalismo revolucionario, de ETA y de algunos de sus referentes militantes, impone en la medida que ETA ha tenido miles de militantes dispuestos a darlo todo. Muchos y muchas lo dieron. Unos y unas muriendo en combate o asesinadas. Otros y otras acabando en el exilio y la deportación. Otros secuestrados y desaparecidos y otros y otras con largas condenas de cárcel que hoy, en el caso más extremo, comporta 34 años, muchos de estos años en situación de aislamiento y sin ninguna previsión de puesta en libertad. No estaría mal recordar que la media de cadena perpetua en Europa ronda los 20 años efectivos de prisión (o menos incluso), además de estar suspendida en varios países.

Hablaba de la Europa de los “derechos” de los que habitan sus suelos judeo-cristianos que cuando se encuentra a los de la clase de enfrente en posición de combate o a pueblos que luchan por su liberación nacional y social, tiñe de sangre y fatal contaminación todo lo que toca, a pesar de por aquí nos contentemos, algunos y algunas, con poner una bandera amarilla (símbolo que pretende ser solidario en cuanto pregona la acogida de personas que huyen en su mayor parte de las guerras promovidas por el capital occidental y sus gobiernos de turno) en la ventana. Cual es el problema ¿la migración o la guerra de invasión imperialista que lleva sangre y destrucción por miles de años? 

Es lo que tiene el imperialismo de España, perdedor de todo un imperio que le costó conquistar cientos de años. Teniendo en cuenta su carácter monárquico, capitalista y con el rencor del sempiterno perdedor, no puede aceptar que un pueblito que justo reúne 3 millones de personas (entre Euskal Herria peninsular y continental) se le haya enfrentado desde siglos y encima dentro de lo que considera su suelo patrio. Ese es el nacionalismo rancio español y fascista. Y no me refiero sólo a las estructuras del Estado, pues el chovinismo español (y francés) atraviesa casi toda estructura (partidos, sindicatos, fundaciones...) y a casi todo el que se considera español agredido y, a veces, solamente por sentirse español. Es imposible hacer comprender a un tanto por ciento muy importante de esas estructuras políticas y de esas gentes que Euskal Herria no pretende asustar a España ni a Francia, sino lo que quiere es ser libre. Hacer su camino. 

Entrando en la cuestión que nos ocupa, y dentro de lo que se conoce como “nacionalismo revolucionario”, es grande la importancia que tuvieron los hermanos José Antonio y Txabi Etxebarrieta (entre otros) en su definición teórica y práctica con varios conceptos fundamentales. Por una parte afirmar a Euskal Herria como marco autónomo para la lucha de clases ante el ala obrerista, españolista y liquidacionista (negadora) de la lucha armada (primero ETA Berri, tendencia maoísta y posteriormente ETA VI de carácter trotskista), entendida ésta como uno de los instrumentos imprescindibles para conseguir los últimos objetivos. Por otra parte está el hecho de formular la concepción de Pueblo Trabajador Vasco como sujeto revolucionario para llevar adelante la revolución vasca. Y considerar trabajador o trabajadora vasca a quien venda su fuerza de trabajo en Euskal Herria, haya nacido en Euskal Herria o no. Esos dos conceptos junto con los objetivos de Independencia y Socialismo, y el instrumento de lucha armada bajo la concepción político militar para alcanzarlos, son una de las mayores aportaciones que históricamente ha desarrollado ETA (V) a la causa por la liberación nacional y social del pueblo vasco. Todas las organizaciones expulsadas o escindidas en base a estas premisas, se disolvieron más pronto o más tarde con la reforma de la dictadura española de 1978. Es decir, negaban la lucha armada, en tanto que instrumento, y finalmente negaron la lucha de clases pasándose al reformismo puro y duro e integrándose plenamente dentro del sistema capitalista que en el Estado español adquirió la forma de democracia burguesa parlamentaria y monárquica.

Otro de los militantes que dejaron una profunda huella fue Eustakio Mendizabal “Txikia”. En momentos muy delicados, después de la escisión de ETA VI-trotskista. Txikia junto con otros compañeros (hablar de todos seria imposible por cuestiones obvias de espacio) dio un impulso a la actividad político militar muy importante dentro del desarrollo de las tesis de la V asamblea de ETA. Tanto en la destrucción de símbolos del fascismo español, sedes de sindicatos verticales, expropiaciones para continuar con la lucha político militar, como en arrestos de empresarios (Zabala, Huarte), en conflicto irresoluble con los trabajadores, hasta conseguir las reivindicaciones de estos últimos así como el consiguiente impuesto revolucionario. Y no olvidamos el arresto del cónsul alemán en Donostia Eugene Bëhil para presionar al fascismo español ante las condenas a muerte del “proceso de Burgos”. Esas acciones tuvieron un impacto impresionante. A nadie dejaron indiferente. Importantes sectores del Pueblo Trabajador vasco, con diferentes grados de compromiso, se dieron cuenta de que se les podía ganar a los fascistas. La burguesía vasco-española no salía de su asombro ante la capacidad operativa de ETA y el apoyo popular con el que contaba. Y la dictadura y partidos ya vendidos o a punto de venderse como el PCE, PSOE etc., se sumían en la desesperación.

José Miguel Beñaran “Argala”, convencido de las tesis de la V asamblea y de la VI de ETA (no la trotskista), actualizó las mismas en las difíciles circunstancias del momento que les tocó vivir a los/as militantes de esa época. Dificultades tanto organizativas como de coyuntura mundial, pero sobre todo estatal cuando ya se preveía la reforma de la dictadura española y la claudicación de todo el arco político salvo honrosas excepciones. Argala dio cuerpo a las tesis de ETA V y VI con ejemplos que comprendía todo el mundo pues no tenían trampa ni cartón. Además de ser uno de los impulsores y participantes en la ejecución de Carrero Blanco, decía que lo que nos une a los trabajadores españoles, franceses y vascos es pertenecer a la misma clase y no a la misma nación, siendo difícil superar esta forma sencilla de exponer las cuestiones más graves e hirientes. Convencido defensor de la lucha político militar decía, entre otras muchas cosas, que era necesario militarizar a los intelectuales e intelectualizar a los militares. Y también decía que la lucha armada no le gusta a ningún militante. Eso es importante cuando a los militantes que practicaban la lucha armada ya les llamaban bandidos, criminales, desalmados y terroristas. 

En la historia de ETA ha habido militantes ejemplares de los que no sabemos mucho  a nivel escrito (no así en sus zonas de residencia, centros de trabajo, etc.), pero son los que han alimentado al Pueblo Trabajador Vasco en su dura lucha de resistencia ante la bota española y francesa y sobre todo a su fracción más comprometida. Ahí, ni bajo la dictadura ni ya con la reforma, hemos visto luchar a los “jauntxos” vascos-españoles,  burgueses y pequeño burgueses, salvo para su lucro y para que el sistema capitalista se perpetúe, pues es bajo el único entramado que pueden sobrevivir en cuanto que clase o fracción de clase burguesa. Esa es una realidad que no podemos olvidar ni ahora ni mañana. Los vascos españoles nunca defenderán al Pueblo Trabajador vasco. Como tampoco podemos olvidar lo que algunos, desde dentro y fuera de ETA, ya bastante antes del 2004, han hecho lo indecible para intentar hacer desaparecer el componente independentista y socialista así como las organizaciones que defendían ese ideario. Todo ello, al mismo tiempo que se preparaban para insertarse en el sistema español y francés de pies a cabeza, como ya lo han hecho, a la vez que se disolvían y entregaban  al enemigo nacional y de clase bagaje, teoría y armas. 

Y también hay que decir que ETA es una de las pocas organizaciones revolucionarias que ha practicado la teoría y la práctica de lo que predicaba. Dependiendo de los años y las circunstancias organizativas ha sido el motor principal en el renacimiento cultural vasco, en el ámbito político, en el obrero y sobre todo en el militar. Pero los logros de los tres primeros frentes, o ámbitos de lucha, no han sido de ninguna manera desdeñables. Hoy Euskal Herria esta mal, pero sin la existencia de ETA y todo el revulsivo a nivel de conciencia nacional vasca, de romper anclas con la burguesía, de creación artística rompiendo los moldes existentes (primero franquistas y después demócrata/españolistas), de recuperación del euskera y un largo etc. Quizá a Euskal Herria habría que mirarla por Internet a ver qué cosa rara fue. Otra cosa bien distinta es, de qué manera ETA, ya de manera pública, del 2009 en adelante, dio final a su existencia entregando su teoría y arsenal a los enemigos de Euskal Herria que la ocupan y explotan.

En todo caso, lo que más nos debiera preocupar hoy es concretar qué hacemos, con quién lo hacemos, de qué manera lo hacemos, con qué modelos organizativos y qué dinámicas tendremos que desarrollar para conseguir el futuro de una Euskal Herria socialista. Los planteamientos de los españolistas ya los conocemos. Los planteamientos del reformismo y pequeña burguesía vasca también los conocemos. Esto es, los de EH Bildu anuncian la defunción de Euskal Herria con la firma del preámbulo del nuevo estatuto vascongado con la burguesía vasco-española que, de entrada, admite la partición de Euskal Herria. Ni siquiera se plantean condicionar la vida política de Euskal Herria para liberar a las mujeres y hombres presos de un ciclo que dicen ya ha acabado. Es uno de los ejemplos más visibles de la demagogia más brutal y consentida por un número de personas aún importante pero que tal y como vienen los tiempos puede cambiar ostensiblemente.

Dicho eso, los y las que entendemos que seguimos firmes en la lucha por una Euskal Herria independiente y socialista, tenemos que hacer una reflexión profunda y rápida sobre ¿cómo actualizar el fundamento de la V y VI asambleas de ETA al día de hoy? ¿Qué es válido y qué no? “¿Que hacer?”. El tiempo apremia y habrá que dejarse de personalismos, si esos fueran, y no otros, realmente los problemas para aunar fuerzas desde las posiciones de Izquierda Abertzale Revolucionaria. Cualquiera puede defender su posición hasta el final de sus días, o ser consciente por multitud de experiencias que su posición es la correcta. En todo caso, la lucha por la revolución vasca no es personal. No se puede perder el tiempo mareando la perdiz o pretender tener en los toditos debates coyunturales la única y última razón objetiva. Y tampoco se puede pensar que la Revolución Vasca pasará a la historia sin deportaciones, huidos y huidas, represión, con presos, presas y asesinados y asesinadas por los Estados que nos ocupan con el respaldo de los países referentes del capitalismo e imperialismo mundial. 

Hablando de ¿“qué hacer”? Un tema actual en 2018. De aquí en adelante va a entrar mucha gente a la cárcel simplemente porque ni en el Estado español ni en el francés existe el derecho de expresión. Habrá presos políticos, por delitos de odio (verdadera perla jurídica para criminalizar a todo bicho viviente), por enaltecimiento del terrorismo (otro tanto), por injurias a la corona española (más de lo mismo), etc. Y digo etc., porque nadie sabe hasta donde puede llegar el capital cuando prevé sus intereses en peligro. En este sentido, llevamos oyendo y leyendo durante meses que los 11 de Altsasu no son terroristas… Y ese planteamiento, en mi opinión, es incorrecto pues se lo pone más difícil todavía si cabe, a todos los presos políticos vascos y no vascos y a los que aun están por entrar. Es decir ¿los/as demás si lo son? En mi humilde opinión los 11 de Altsasu son presos políticos porque el Estado así lo ha querido. Es decir, los 11 de Altsasu no son presos políticos porque hubieran planificado una acción contra la guardia civil y por esa consideración lo serian al ser encarcelados. Simplemente porque no es cierto. El hecho es que son presos políticos por la dimensión del “Alde Hemendik” en la Sakana y porque el Estado español así lo ha situado, decidido y sentenciado, poniendo muy clarito cuales son las reglas del juego. No se puede hacer una defensa jurídica ni política basándose en el derecho penal del enemigo. 

Tal y cómo están las cosas, urge siquiera plantearse la creación de un Colectivo de presos políticos vascos/as que en primer lugar no tenga como punto de partida el final de ningún ciclo político, pues ninguno de los objetivos principales por los que hemos luchado tantos años está realizado ni al alcance de nuestra vista. En segundo lugar, va a ser imposible no revelarse ante la permanente y multiforme imposición y explotación del capital, de España y Francia. Y si nos revelamos y somos encarcelados y encarceladas no vamos a rendirnos ante sus leyes políticas dentro de las cárceles. Es decir, no vamos a luchar para que, una vez encarcelados, individualmente nos hagan pensar en nosotras y en nuestras y nuestros allegados olvidando las razones por las que nos han encarcelado y hemos luchado. En la calle nos suena lo de “es mejor dejarlo todo y vivir la vida que son cuatro días” ¿no? En la cárcel también nos lo dirán por las buenas y por las malas. Por tanto tendrá que haber un Colectivo solidario entre sus miembros, que mantenga una posición firme de su ideario, de sus derechos y de su dignidad, que no reniegue de sus motivaciones políticas, que no colabore con el sistema político penitenciario o la policía del enemigo y que del reglamento político penitenciario del enemigo, español o francés, sólo acepte lo que no sirva para destruir a cada miembro de ese Colectivo, ni al propio Colectivo en sí. Que no se arrepienta porque de nada tiene que arrepentirse. El debate esta ahí y no encararlo sería cuestión de ceguera, ingenuidad o parálisis causada por la represión.

Y hablo de los que pretendemos luchar hasta la consecución de nuestros objetivos de independencia y socialismo. No hablo para los que plantean que estamos en otro ciclo y demás. No han hecho lo que decían y no podían hacerlo simplemente porque era incompatible con sus alianzas, con su línea de intervención y, sobre todo, por su firme decisión de integrarse en los sistemas español y francés. No han  dado cuenta de todo ello y se limitan, machaconamente, a decir que el gobierno de España no se entera que hemos cambiado de ciclo. Así que la terrible apatía, individualismo, “no hay nada que hacer”… que existe, tiene unos responsables directos, además del sistema que siempre ha trabajado para erosionar a sus enemigos o contrarios. No pensará alguien que el sistema se ha empeñado en los últimos años mucho mas que antaño o que, por gracia divina, nos está penetrando el “pasotismo” alarmantemente, ¿no? Individualismo, “yo ya hecho lo que me tocaba”, “es que espero familia”…Eso siempre ha habido y, a pesar de ello, siempre había personas dispuestas a pringarse, fueran militantes o no. No nos engañemos. Además de la erosión que nos produce el sistema y el propio desgaste de la lucha, a pesar de todo, hay, o tenemos, lo que se siembra. 

Es lógico que, bajo el mismo análisis de un nuevo Colectivo de presos y presas políticos vascos y vascas, en el sector del movimiento popular que lucha contra la represión y por la amnistía también se tendrán que fijar criterios sobre toda esta cuestión. Evidentemente, habrá que tener respeto en cuanto a los primeros sujetos del debate. Cada colectivo afectado por la represión, en uno u otro grado, tendrá que tener autonomía para plantear, debatir y decidir. Dicho eso, hay que ser conscientes de que las dos problemáticas o cuestiones están ligadas. Y siendo eso así, habrá que determinar si se construirá un movimiento por la amnistía para sacar a los presos del “último ciclo” o, sabiendo cómo viene la coyuntura política represiva y de negación de los Estados que nos ocupan, pensar en un Movimiento en el sentido último de la amnistía que no es otro que desaparezcan las razones que han motivado la lucha y la consiguiente represión y encarcelamiento. Eso no significa otra cosa que conseguir la liberación nacional y social de Euskal Herria. Eso le daría al movimiento por la amnistia un carácter estratégico, sin lugar a dudas. Sería ingenuo, y un grave error, pensar que no habrá presos y presas políticas mientras no se den las condiciones mencionadas. No me extiendo en más concreciones pues entiendo que estas cuestiones tienen que tener cierto nivel de discreción aunque, también es cierto, es un debate que hace tiempo está encima de la mesa. Así las cosas, urge determinar y definir todos estos asuntos.

Llegados a este punto sí quisiera señalar a las juventudes de los tiempos del 50 y 60 y a las de hoy en día. Esto es, señalar el valor de los y las militantes que dieron cuerpo a ETA ante un PNV cada vez más español, aliado de los gringos y traicionado por los mismos. Ante el miedo a la represión en la posguerra, ante la sumisión, ante el fascista más energúmeno, violador... ante el reformismo creciente… Y supieron levantarse en la teoría y en la práctica, siendo condenados por el orden establecido y por muchos de los vencidos de la guerra, por sus mayores, por los que habían sufrido la larga posguerra. Más difícil no lo pudieron tener. En este siglo 21 que avanza, hay jóvenes que se están desgajando de las estructuras reformistas y claudicantes tanto a nivel nacional como a nivel social. Estos y estas jóvenes (cuando lo que prima es “yo primero”, el individualismo, etc.) tienen un gran valor y una gran tarea a realizar, sabiendo que la represión también pasará por sus ámbitos de actuación. De alguna manera tendrán que ser, teniendo en cuenta el tiempo en el que vivimos, como los y las que en los 50 y 60 empezaron de la nada a rebelarse, a hacer teoría, a pasar a la praxis. En sus manos están, en gran medida, los avatares que tenga que vivir el Pueblo Trabajador Vasco. Lo único que podemos decir es que estaremos a su lado.

Habrá que hablar también largo, pero rápido, sobre la desobediencia. Individual y, evidentemente, sobre todo, colectiva. Acerca de los ritmos. Acerca de los primeros y primeras implicadas en llevarla a la práctica y qué dinámica seguir con el objetivo de que las experiencias resulten positivas para seguir avanzando en ese ámbito. Tenemos el derecho a rebelarnos y construir un presente y un futuro donde el Pueblo Trabajador Vasco y muy especialmente la Clase Obrera Vasca haya tomado el poder. El derecho a rebelarnos sin tener que pedir permiso a nadie. Y en ese mar de cuestiones habrá que debatir también, habrá que hablar de solidaridad. Solidaridad humana, económica y sobre todo política, de compromiso. Y tendremos que hablar de la ocupación, que tal y como vienen los tiempos devendrá en una de las luchas centrales y no hablamos solamente de la juventud. El derecho a una vivienda digna. El derecho a la autogestión popular sin que meta la mano el sistema en cada actividad que realicemos… Tendremos que pensar en la calle. En liberar espacios desde ese ámbito sin confiar en los tentáculos del capital y de la burguesía. Nadie que participe, hoy en día, en las estructuras del sistema tiene pensado jugarse el todo por el todo por cambiar las relaciones y la propiedad de los medios de producción. Que no se nos olvide. 

Somos muchas y muchos los que pensamos que hay que hacer renacer el movimiento popular y social. Euskal Herria tiene cientos de experiencias, locales, de comarca, de provincia, nacionales, sectoriales y globales. Euskal Herria ha sido una auténtica bomba para los que nos ocupan y para el sistema capitalista. Hoy, con el pretexto del juego parlamentario burgués, con el repetido y machacón dicho popular (incubado por el capital) de que esto es posible y eso no, el movimiento popular se ha quedado en mantillas. Pero en Euskal Herria sabemos el valor de nuestra madre tierra y lo que le puede matar o ya le está hiriendo gravemente. ¿Nos acordamos, sobre todo, de Lemoiz? ¿Quien osa decir qué es posible e imposible en Euskal Herria? Las coyunturas, las condiciones objetivas y subjetivas son cambiantes pero lo que no cambia es la voluntad de luchar, el compromiso, la solidaridad, pensar en nuestra madre tierra, en el futuro de nuestras hijas e hijos, en el futuro del mundo.

Sabemos que si no cambiamos radicalmente la relación con nuestros herrialdes hermanos del Norte y entre los del Sur, vamos a perder en pocos años una parte muy importante de Euskal Herria, de su sujeto revolucionario y de su concepción de nación. Es decir, reducir la actual Euskal Herria a tres de las provincias del sur. Las que antes se llamaban vascongadas y ahora Euskadi. Ejemplo de ello es la desaparición forzada de Udalbiltza. El hecho de ensalzar las declaraciones y amagos o entelequias de la derecha, del centro y de la socialdemocracia de Iparralde como modelos a imitar, etc. Pues, de todo eso habrá que hablar y también urgentemente. Y primero empezando por los y las de casa.

Sabemos que el patriarcado es un instrumento del capital llevado al extremo. Incluso un tanto por ciento de esa cultura es transmitida dentro de familias proletarias. La extrema derecha, derecha vasco-española, española, reformistas, clero romano, EITB etc. reclama un verano sin agresiones o violaciones sexuales. Parece como si el resto del año fueran noticias para rellenar los informativos o para distraer otras atenciones. Por supuesto que una agresión o violación es la gravedad más extrema, pero no menos que la lucha de clases. Por tanto, en un caso como en otro, algunos y algunas, no vamos a negociar ni a estar al lado de la derecha (tampoco en una foto) ni en la distancia entre las dos trincheras de combate que de manera irrefutable nos separan. Estamos en guerra en fiestas o de luto. Reflexionemos. No puede haber concesiones ni a la derecha ni al patriarcado ni a la lucha de clases, que está en el fondo de este tema.

Sabemos que el euskera se nos muere si no hacemos un esfuerzo superior y no de marketing. Sabemos defender las selecciones nacionales vascas. Sabemos que nadie puede quedarse en la calle por un interés bancario. Sabemos de las infraestructuras salvajes, la mayoría de las veces acordes a modelos sociales y muchas para favorecer a cuatro. Sabemos de construcciones grandiosas que son mitad mercancía y mitad mundo unipolar y defunción para las identidades propias de cada lugar. Saber… En el movimiento popular y social sabemos mucho como para estar parados/as esperando que desde las instituciones a alguien le interese mover alguna pieza por interés electoral.

Tenemos que hacer renacer el movimiento obrero. Hay que olvidarse de los sindicatos socio-económicos en el sentido de que lo único que prometen son algunas ventajas económicas, asesoría ante un abuso, despido, bajas, la jubilación, etc. Los sindicatos socio-económicos, sean del color y país (incluido Euskal Herria) que sean, no pueden mantener una práctica anticapitalista. Pensar lo contrario es una quimera. Habrá que debatir cómo organizarse, por gremios, por barrios, pueblos, parados… Y no demos tantas vueltas acerca de quién ha de ser el sujeto revolucionario. Hoy en día es cuestión de conciencia porque son los menos los que tienen un puesto de trabajo fijo. La aristocracia obrera aguanta porque le interesa sobre todo al capital, pero cada vez son más los que no tienen puesto de trabajo fijo, o eventual o no tienen trabajo reconocido legalmente. Dicho de otro modo, la proletarización de la sociedad va a velocidad de vértigo. Hay quien se las ve y las desea para trabajar en negro. Hay familias que viven con un sueldo base o con un RGI y poquito más. Todo el día con el miedo a perder lo que tienen y soñando con tener mucho porque los instrumentos del capital, desde la escuela, los medios de comunicación… hasta la cultura popular, es lo que nos meten por los ojos y oídos todos y cada uno de los días de nuestra vida. Todavía somos mayoría, desgraciadamente, los de abajo que pensamos ungidos desde niños y niñas por toda esa filosofía burguesa. Termino con el inicio del párrafo. Tenemos que hacer renacer el frente obrero (en tanto que referente en la lucha de clases), como el que crea espacios libres, como el que se rebela ante la destrucción de nuestra tierra, como los y las que son activamente solidarios y solidarias ante el imperialismo. Tenemos todo por construir y sabemos lo que no hay que hacer. Entiendo que eso tiene que animarnos. 

“La huelga de bandas a finales de los 60”, enfrentándose al capital y a la dictadura fascista franquista, “Lemoiz” la auténtica y genuina praxis revolucionaria, “Kukutza”, “Maravillas” y tantas y tantas luchas podrían atravesar este escrito de una manera positiva. Con conciencia, voluntad de lucha, debate, horizontalidad y solidaridad… Con colocar (o pensar) en nuestra dinámica diaria de lucha un trocito del futuro que pretendemos… Con mantener la esencia, que no es otra cosa que Euskal Herria socialista, y avivarla sin cesar… Con la convicción firme y serena de que siempre tendremos que luchar… Seremos invencibles.

No podemos dejar de lado el debate sobre la autodefensa. La autodefensa, en relación a la violencia, es consustancial a la lucha por el poder. No hay clase que ejerza el poder de una manera hegemónica que por su voluntad decida dejar de ejercerlo. Por lo tanto, las clases oprimidas, las que sufren la ocupación, la explotación y el patriarcado tienen el derecho a defenderse de la manera y el momento que crean necesario. Ese es un derecho que nadie puede negar al Pueblo Trabajador Vasco. Y no hace falta que nos vengan con artículos de la ONU sobre el derecho de la autodeterminación, o sobre la respuesta violenta legítima ante una agresión, etc. Hace tiempo que el capital dejó escrito todo eso, sabiendo que siempre hará lo que crea oportuno. Por escrito no se puede decir mucho más, pero en Euskal Herria con un montón de cuestiones nos entendemos mirándonos a los ojos, sin más.

Lo mismo que hay y habrá que saber con quien luchamos y lucharemos (y contra quien) en Euskal Herria. De igual manera, habrá que saber con quien seremos solidarios y, en su caso, aliados. No tendremos jamás relaciones diplomáticas con quien para tomar una ciudad en la Irak invadida, arroja bombas de fósforo, napal y otros agentes químicos y que, a consecuencia de ello, de los bebés nacidos entre 2007 y 2012 más de la mitad lo fueron con males congénitos a causa del desecho nuclear y radiactivo. Y hablando de esta solidaridad con los pueblos y trabajadores en lucha, en no importa qué parte del mundo, buscad en Internet: foto de Lula con Bush. Lula, hoy asediado y encarcelado por la extrema derecha, reconforta su cabeza sobre un fascista e imperialista, como es Bush. O buscad declaraciones sobre Pepe Múgica donde le advierte a Maduro que no comience una caza de brujas contra la oposición (fascista y burguesa) a cuenta del atentado contra su persona. El mismo Pepe dice que ser revolucionario no representa un peligro, pues piensa que la esencia de la revolución está en el centro. Tened en cuenta a Mireya Andrade, excomandante de las FARC-EP (de las que bajaron del monte), que dice lo siguiente: “tanto los militares como nosotros conocemos la otra Colombia; la Colombia abandonada…hablábamos el mismo idioma”. Y recordar que Sortu vendió hace bien poquito como exitoso este proceso de paz (claudicación y rendición de la parte de las FARC-EP que dejaron la guerrilla) que en la primera confrontación electoral la marca guerrillera de los y las ex que bajaron del monte obtuvieron tan solo 52.000 votos (Colombia tiene una población de 50 millones de habitantes). Y siguen asesinando a todo lo que se mueve, siguen con sus militantes en las cáceles…  O mirad como quedó El Salvador después de la negociación a la baja que les impusieron. Igual que Guatemala… Además de su contenido ¿en qué quedaron los acuerdos de Oslo del 93 entre sionistas y la OLP palestina (no tomaron parte el FPLP, Hamas…)? Tenemos muchos ejemplos de este estilo. El imperialismo tiene muchos frentes y donde puede lo arregla con “pocos” muertos y con la sumisión de los insurrectos y donde encuentra resistencia les hace sangrar hasta el infinito como lo están haciendo con los palestinos o como hicieron desaparecer a la resistencia tamil. Con esos, que nadie da un duro por ellos, con esos tenemos que estar hasta el final. Y no es cuestión de plantearse el “menos malo” pues casi siempre esta compinchado en mayor o menor medida con el capital, con el imperio. La historia no miente. Pueden mentir los que la cuentan según sus intereses.

Sabiendo que la lucha de clases es una cotidiana realidad. Siendo conscientes de que los medios de producción y reproducción están en las manos de los que nos ocupan y de la burguesía cipaya que los apoya. Viendo, sintiendo que cada día quieren hacernos más españoles o franceses. Y viendo que seguimos igual de explotados, mal asunto. Y si no le ponemos remedio, cada vez será peor. Así son las cosas y lo serán hasta que decidamos cambiarlas. Su pérdida de poder y de existir como clase, eso es lo que le da pavor al enemigo de nuestro pueblo y de nuestra clase. Lo demás son fuegos de artificio.

Con las limitaciones de ser un prólogo, finalmente, se puede constatar una verdad objetiva. No seremos libres y construiremos una sociedad vasca socialista si no se combinan todos los instrumentos de lucha. Ello más las dinámicas, la coyuntura, el convencimiento, la voluntad y la decisión serán definitivos. Hasta entonces egurre en el debate, en las dinámicas y en lo que haga falta. No venimos de la nada y no lo digo por mantener la lengua más vieja del continente europeo, sino porque tenemos un bagaje de cientos de años de lucha que a buen seguro será un o una buena acompañante.

Hay algo que el sistema capitalista no puede admitir y es que se cuestione su democracia, su propiedad de los medios de producción. Lo mismo que no puede admitir su tumba que es nuestra auto organización popular, los espacios libres que no controla, dinámicas que comporten un contra poder popular incipiente (cuidemos eso como lo más preciado), que amenace su sistema producción, etc. En definitiva que, como Pueblo Trabajador Vasco, nos vayamos yendo poco a poco, en la práctica, sufriendo porque nada ni nadie nos regalará, nada, pero avanzando. 

Huelga decir que el explotado, ocupado y humillado que condena la violencia popular es el mayor estúpido y el o la mejor alumna de los que nos ocupan y explotan.

 

                           Jon Iurrebaso Atutxa                                                            Bilbo. 14/09/2018

 

GEHIEN IRAKURRI