DE LA ALIENACIÓN A LA IDENTIDAD en K. MARX (Parte-2/3)

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“nosotros con nosotros mismos”

                           (sobre la razón dialéctica de la Identidad)                  

 

DE LA ALIENACIÓN A LA IDENTIDAD en K. MARX

                                                                        (Los manuscritos de Paris)

(Parte-2/3)

 

  • ¿En qué consiste la enajenación y en consecuencia la identidad humana en Hegel, Feuerbach y Marx?

 

  • La enajenación en Hegel como en Feuerbach es teórica (de la Idea en Hegel. y de la conciencia humana en Feuerbach) y su posición consecuente ante el mundo es la simple interpretación. En Marx la enajenación es real (material), la del proletariado, el ser humano convertido en exclusiva fuerza de trabajo; y el origen de su enajenación que es económica, cultural, ideológica…está en el proceso de producción.

 

  • En Hegel la identidad se realiza con la superación de lo objetivo (el mundo material); en Feuerbach la identidad se realiza con la superación de la religión. Marx se plantea exclusivamente la realidad en coordenadas de tiempo y espacio, iniciará el proceso de lucha por la recuperación de la identidad de los más enajenados, los de “más abajo” y progresivamente de toda la humanidad. El proceso estratégico dialéctico de Marx es la inversión de la dialéctica de Hegel. Será el camino desde el mundo de la necesidad hasta el mundo de la libertad. Desde el mundo del mercado en que el ser humano, y consecuentemente todo valor se convierte en valor de cambio (mercancía) sustituyendo la identidad por la propiedad ( el ser por el tener) ; hasta llegar a una sociedad en que “cada cual aporte según sus posibilidades y cada cual recoja según sus necesidades” . Como más tarde afirmará el “comunismo será una sociedad en que amor solo se cambiará por amor”.

                                                                   

  • Marx ha invertido a partir del análisis de la alienación la dialéctica hegeliana y ha criticado la posición contemplativa de los intelectuales en su tesis 11 sobre Fuerbach. “hasta ahora los filósofos han interpretado el mundo. De lo que se trata es de transformarlo”. Ya no valdrá el simple análisis de la realidad. “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros dias es la historia de las luchas de clases” es el comienzo de la primera parte del Manifiesto Comunista (1848) afirmación rotunda del protagonismo de la subjetividad humana en el desarrollo de la historia que rubrica en su párrafo final concluyendo “los comunistas proclaman abiertamente que sus objetivos solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia el orden total existente. Los proletarios no tienen nada que perder, más que sus cadenas. Tienen un mundo que ganar”.

 

  • En estos Manuscritos de Paris (1844) descubiertos en 1932; se produce la grieta entre Marx y la filosofía alemana (Hegel y Feuerbach) situándose con el proletariado ante el definitivo encuentro con la realidad humana del mundo; que supone el trabajo enajenado. Marx se posiciona por “la realidad” frente a la “idea de realidad”.

 

  • Y ¿Cuál es el origen de la enajenación? ¿Qué le roba al ser humano su ser genérico en la sociedad en que vivimos?

 

  • Marx analiza la causa de la pérdida de humanidad en el sistema capitalista aquí y ahora. (3) La enajenación se realiza en el proceso de producción. El trabajador renuncia a su herramienta propia, a la organización de su trabajo (horarios, ritmos, métodos…) y a su proyecto vida, así como al producto de su trabajo (riqueza) que se le vuelve ajeno y adquiere valor de sujeto que somete al trabajador. El trabajador se convierte en objeto de explotación; es la mercancía que crea riqueza. Más tarde K.Marx explicará y cuantificará la TEORÍA DEL VALOR en El Capital (tomo1) (1867) . La crítica marxista de la Teoría del valor fundamentará la inversión entre SUJETO (TRABAJADOR) y OBJETO (RIQUEZA producida por la fuerza de trabajo del trabajador) que explican la CONTRADICCIÓN FUNDAMENTAL de una sociedad alienada que Marx define como FETICHISMO de la MERCANCIA.

 

  • La enajenación es del ser genérico: el trabajo enajenado convierte al hombre en algo ajeno a su género, a su identidad. En palabras de Marx: “Vemos, en efecto, en primer lugar, que el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, sólo se le representa al hombre como medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de conservar la existencia física. Pero la vida productiva es la vida genérica. Es la vida que engendra vida. En el tipo de actividad vital se contiene todo el carácter de la especie, su carácter genérico, y la actividad libre y consciente es el carácter genérico del hombre. La vida misma aparece solamente como medio de vida”. El trabajador tiene que vender su vida (tiempo, cultura, proyectos, creatividad, relaciones afectivas, sociales…) para seguir viviendo. El ser humano- todas las mujeres y todos los hombres- se deshumaniza. Es la pérdida de la identidad.

  • La enajenación de la gran parte de la humanidad por la otra parte supone a su vez la enajenación de toda la humanidad, incluidos quienes explotan y se benefician de la explotación. “Lo que, en el trabajador, en la producción y con respecto al producto (como estado de ánimo) es comportamiento real, práctico, aparece en el no trabajador enfrentado a él como comportamiento teórico…El no trabajador hace contra el trabajador todo lo que éste hace contra sí mismo, pero no hace en contra de sí mismo lo que hace en contra del trabajador”.

 

  • Enajenación del hombre con respecto al hombre: “el hombre se enajena en el producto de su trabajo, su actividad vital, su ser genérico; se enajena del hombre. Si el hombre se enfrenta a sí mismo, tiene que enfrentarse también al otro hombre. Y lo que decimos de la actitud del hombre ante su trabajo, ante el producto de su trabajo y ante sí mismo, vale también para la actitud del hombre ante el otro hombre y ante el trabajo y el objeto de trabajo de este otro hombre”. La relación entre una gran parte de la sociedad y la otra es una relación enajenada. La sociedad ha quedado estructurada en clases sociales antagónicas.

 

  • En la necesidad del encuentro con la identidad humana afirma “Si el producto del trabajo no pertenece al trabajador y se enfrenta a él como una potencia ajena, solo puede ocurrir porque pertenece a otro hombre que no es el mismo trabajador. Si su actividad es para él un tormento, tendrá que ser para otro un placer y constituir el goce de vida de otro. No es en los dioses ni en la naturaleza donde hay que buscar esta potencia ajena que se alza sobre el hombre, sino solamente en el hombre mismo”. Ha surgido la conciencia de clase y la consecuente intervención subjetiva del trabajador cambiando el mundo con la lucha de clases. Es la consecuencia de este dialogo crítico con la utopía, que insinúa el camino entre lo que es y lo que aún no es; entre el mundo de la propiedad enajenada y la necesidad universal y el mundo sin propiedad ni necesidad; el mundo de la libertad.

 

Jon kerejeta EHK (04-04-2010)

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