AMNISTIARIK GABE BAKERIK EZ! (SIN AMNISTIA, NO HAY PAZ!)

HERRITAR BATASUNA quiere dar su opinión sobre la última decisión del Colectivo de Presos Políticos Vascos, EPPK. Como consecuencia de un debate, siendo entonces 345 presas y presos y con 221 votos a favor, la mayoría del colectivo ha decidido recientemente tomar la vía señalada por el partido político SORTU.

Tenemos que recordar que esta decisión está de acuerdo con la línea marcada por el miembro de SORTU Rufi Etxeberria en nombre de su partido en una conferencia en Pamplona el 13 de enero de 2016. Y que es así mismo totalmente coherente con las ideas que en estos últimos años una fracción reformista ha manifestado en nombre de toda la Izquierda Abertzale. La evolución del EPPK ha sido una larga operación política dirigida por el partido político SORTU. El último resultado de esta operación ha sido la resolución tomada por unanimidad en el Congreso de los Diputados de España, donde aparecen estas frases vergonzosas contra la línea política de la Izquierda Abertzale de siempre: “La sociedad española nunca dará su brazo a torcer”, “Nuestra fuerza nace de su unidad”, “Expresar nuestro reconocimiento y gratitud (...) a los profesionales de las policías locales y policía catalana, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado”, “La defensa de nuestros valores democráticos”, “La defensa de la convivencia, las libertades y la democracia frente a quienes quieren imponer el terror o el odio”.

Quien ha firmado esto en nombre de EHBildu ha sido la misma persona que escribió una carta al embajador yanqui felicitando a Donald Trump por su victoria electoral: la militante de SORTU Marian Beitialarrangoitia. “¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí?” se preguntan en estos días muchas militantes independentistas y socialistas sinceras. Veamos una breve cronología de esta transformación reformista:

En noviembre de 2009, la declaración de Altsasu, donde se aceptaron los principios del senador yanqui Mitchell. En febrero de 2010 el manifiesto  Zutik Euskal Herria. En junio, el pacto Lortu arte, entre la Izquierda Abertzale reformista y Eusko Alkartasuna. En septiembre, el acuerdo de Gernika. En febrero de 2011, los estatutos del partido político SORTU, aceptando en su actividad y práctica cotidiana todas las condiciones impuestas por el sistema, yendo más allá aún, y proclamando que a partir de entonces se había acabado el estado de excepción. En mayo, el surgimiento de la coalición electoral Bildu. En junio, el juicio de “Bateragune” contra Arnaldo Otegi y el resto de encausados, haciendo unas declaraciones vergonzosas ante el enemigo. En septiembre, se presentó la coalición Amaiur y el EPPK le dio su conformidad al acuerdo de Gernika. En octubre, declaración Zutik Euskal Herria zehazten. El 18 de ese mismo mes, la Izquierda Abertzale reformista le dio su “total y firme apoyo” a la resolución de la Conferencia Internacional de Aiete, y el 20, ETA abandonó la lucha armada definitivamente.

Para apoyar los pasos dados en este proceso, la dirección de SORTU prometió a militantes y organizaciones de la Izquierda Abertzale que el final de la lucha armada traería consigo un potente ciclo de confrontación de masas, desobediencia social e insumisión institucional. Sin embargo, en seguida empezaron a hacer justo lo contrario. Hicieron desaparecer cualquier actor político y movimiento popular que tuviese capacidad para enfrentarse a los estados. El más claro ejemplo de esto sucedió cuando liquidaron la coordinadora “Adierazi Euskal Herria” y la sustituyeron por organizaciones bajo su control. O cuando se autodisolvió la organización antirrepresiva  Askatasuna, en junio de 2012.  

A partir de entonces, la dirección del EPPK ha ido, paso a paso, adaptando su actividad a la estrategia de SORTU: si bien el 2 de junio de 2012 se hablaba de que, “la salida está ligada a una solución integral, Amnistía - Autodeterminación”, también de decía en el mismo comunicado esto: “Reconocemos el múltiple sufrimiento con toda responsabilidad.” Era el primer paso en la técnica de la rana. Porque es cosa sabida que si se lanza una rana al agua hirviendo, ésta salta enseguida con gran fuerza, salvándose de morir escaldada. En cambio, si se sumerge en agua templada, y si se aumenta la temperatura del agua progresivamente y con mucho cuidado, la rana se cocerá viva y morirá ahí, sin oponer resistencia, sin darse cuenta de lo que le está pasando…

El 28 de diciembre de 2013 la dirección del EPPK dijo lo siguiente: “Confesamos sinceramente el daño y sufrimiento multilateral causado como consecuencia del conflicto (…) Podemos aceptar que nuestro proceso de vuelta a casa -con prioridad nuestra repatriación a Euskal Herria y nuestra indispensable salida a la calle- sea realizado utilizando los mecanismos legales, aunque esto lleve implícito para nosotros la aceptación de la condena. (…) Aceptamos la total responsabilidad sobre las consecuencias de nuestra actividad política en el conflicto político.

En noviembre de 2016, por otra parte, decían esto: “Tomando como base el desacuerdo fundamental con la decisión estratégica tomada por ETA, un sector concreto que hace una lectura totalmente diferente del ciclo político, tomándonos como bandera a nosotros los presos, le ha hecho frente a las decisiones principales de la Izquierda Abertzale. (…) Esos grupos han intervenido en el seno del Colectivo sin respetar las estructuras del EPPK y han utilizado las preocupaciones que se dan en el seno de la militancia para atacar la línea de la Izquierda Abertzale y para poner en duda las decisiones tomadas.” Por primera vez, un comunicado del EPPK abandonó la imagen de neutralidad comedida adoptada hasta entonces, atacando las posiciones políticas de la Izquierda Abertzale revolucionaria.

Una vez acabada la función de resistencia del EPPK a partir del 20 de octubre de 2011”, había que abandonar la línea anterior para adaptarse a los “nuevos tiempos”. “Según la situación jurídica de cada preso, habrá diferentes opciones. Si la propuesta se acepta colectivamente, cada uno será el que decida si se acoge o no a las oportunidades que le ofrece la vía jurídica, cada preso decidirá si recurre o no a las peticiones y vías legales que se puedan hacer (redenciones, destinos penitenciarios, cambio de grados, permisos, acercamiento a Euskal Herria, libertad condicional, etc.) y en esto, como la línea se ha aceptado colectivamente, tendrá el apoyo y la ayuda del colectivo en todo momento.”

O sea, un “¡sálvese quien pueda!” general, eso sí, decidido “colectivamente”. La autodestrucción del EPPK. En el comunicado de julio de este año aparece la contradicción profunda de esta decisión: “Utilizaremos la vía legal para conseguir nuestra libertad, porque la resolución del conflicto así lo exige. Somos conscientes, por supuesto, de que la legislación actualmente en vigor nos lleva en sentido contrario, que no hay salida.” ¡A pesar de reconocer esto, 221 presos políticos han decidido tomar esta vía equivocada, estéril y autodestructiva!

En la opinión de HERRITAR BATASUNA, la vía decidida por la mayoría del EPPK es equivocada, porque se sitúa en el seno de la estrategia reformista y posibilista de SORTU. Hoy en día tenemos suficientes elementos para saber adónde nos ha llevado esa estrategia, adónde nos lleva y adónde nos llevará.  Utilizar las leyes de los estados opresores para liberar a las presas es imposible, porque todas las reglas están orientadas a conseguir la derrota de las militantes que están encarceladas: el arrepentimiento y la colaboración. Lo que estas leyes buscan es destruir la unidad y solidaridad del Colectivo de Presos Políticos Vascos, dejando sin ningún tipo de apoyo social y político a militantes que deben cumplir condenas de 40 años y a sus familias, poniéndoles ante la disyuntiva de “¡arrepiéntete o muere!”. Y aunque se arrepientan, no saldrán a la calle…

La decisión que ha tomado el EPPK no solucionará el problema, sino que empeorará aún más profundamente la situación, porque se aceptarán las exigencias de los estados ocupantes. La legitimidad de la lucha que han realizado las presas políticas vascas se hundirá, como ya está sucediendo, porque el “discurso de los derechos humanos” trae eso como consecuencia. A los nuevos presos políticos de Altsasu y Oreretako se les niega hasta su carácter político de forma radical, despolitizando y deformando su lucha, pensando que de esa forma saldrán “más fácilmente” de las garras de la represión del Estado. Es más, en el comunicado del 26 de agosto, la dirección del EPPK se mostraba dispuesta a “acordar con los actores políticos y sociales una hoja de ruta, para sacar a la calle a los presos” El 30 de agosto el PNV, que apoya con sus votos el gobierno del PP, le ha respondido, diciendo que el Gobierno Vasco negociará le gestión de las cárceles, y no la política penitenciaria.

Traemos aquí la reflexiones de un ex preso político de ETA: “En la práctica y si nos fijamos en el fondo de la decisión, no se toman en cuenta los parámetros de la Amnistía, ni en su sentido táctico (vuelta a casa de todos los represaliados políticos) ni en su sentido estratégico (reconocimiento de los derechos nacionales y sociales de Euskal Herria). Como consecuencia de esto, la noria de la represión seguirá girando sin cesar. Además, esto no es sólo un asunto que afecte a las cárceles, ya que hace tiempo que SORTU se ha situado en la legalidad impuesta por la violencia, y que ETA ha dejado su actividad y ha realizado su desarme. El círculo político para hacer frente a los estados se ha cerrado. A partir de ahora la Izquierda Abertzale Oficial, y todo lo que esté bajo su control, actuará exclusivamente dentro de los parámetros de la legalidad española y francesa. Además de marcar una frontera entre un antes y un después, la decisión de aceptar y recurrir a la legislación de nuestros enemigos condiciona de una forma u otra el futuro, es decir, estamos hablando de los nuevos militantes que serán encarcelados por luchar por una Euskal Herria socialista.”

Luchar por la Amnistía, como hemos hecho siempre, es proclamar la legitimidad de nuestra lucha, y denunciar constantemente la violencia de los estados opresores. Luchar por la Amnistía es defender lo hecho en todos estos años a favor de la Independencia, el Socialismo, la Reunificación y la Reeuskaldunización, contra todas las mentiras, manipulaciones e intoxicaciones de nuestros enemigos. Luchar por la Amnistía es mantener viva la esperanza de la Revolución Vasca, contra todos los posibilismos y oportunismos.

La solución es unir fuerzas en torno a la lucha por la Amnistía, y más allá, fortalecer la Izquierda Abertzale revolucionaria en todos los ámbitos, en el camino de la República Socialista y Feminista Vasca de Nabarra. Apoyamos y aplaudimos todas las movilizaciones a favor de la Amnistía, y especialmente la que partirá de bulevar de San Sebastián el próximo domingo, 10 de septiembre, a la una del mediodía, organizada por el Movimiento pro Amnistía y contra la represión.

¡La lucha es el único camino!

 

Euskal Herria, a 4 de septiembre de 2017

 

   HERRITAR BATASUNA