¿SOBERANISTAS NO INDEPENDENTISTAS?

Herri Batasuna, por su parte, era conocida como una formación independentista, pero en estos últimos tiempos de cambio de rumbo cada vez oímos con más frecuencia referirse a EHBILDU como la “Coalición soberanista”

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¿SOBERANISTAS NO INDEPENDENTISTAS?

         Los que no somos profesionales de la política, siempre hemos tenidos por equivalentes a esos dos epítetos, independencia y soberanía, aunque a algunos ya nos estaba mosqueando la cada vez más frecuente sustitución del primero por el segundo en los discursos políticos de los Partidos y Coaliciones políticas vasquistas.

 

         De antiguo sabíamos que el PNV se autocalificaba de soberanista, aunque en los momentos álgidos de sus mítines, sus jóvenes de EGI gritaban “independentzia”.

        

         Herri Batasuna, por su parte, era conocida como una formación independentista, pero en estos últimos tiempos de cambio de rumbo cada vez oímos con más frecuencia referirse a EHBILDU como la “Coalición soberanista”.

 

         La chispa ha saltado cuando uno de estos días hemos oído, en el espacio Diálogos de Radio Euskadi, referirse a uno de los tertulianos a una fuerza política de Cataluña, no recuerdo a cual, afirmando que “son soberanistas, pero no independentistas”. Esta matización cambia bastante el modo de juzgar esa progresiva tendencia a sustituir el término independentista por el de soberanista

a que me refería al principio, haciéndonos dudar de si ambos términos son diferentes e incluso contrapuestos, por lo que se impone un cierto análisis del tema.

 

         Dice la Real Academia de la Lengua Española, la R.A.E., que el término Independencia significa “Libertad, especialmente la de un Estado que no es tributario ni depende de otro”. Define también al Independentismo como “En un País que no tiene independencia política, movimiento que la reclama o propugna”. Parece toda una lección de sentido político, cuando no es más que gramática, es decir, saber de qué estamos hablando.

 

         Ese mismo diccionario de la R.A.E., ofrece 4 acepciones del significado del término Soberanía, de entre los que escojo la 2ª, “Autoridad suprema del Poder político”, mientras que respecto a Soberano dice que significa “Que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente”; es de resaltar que esta definición termina con la expresión “independiente”, por si no hubiera quedado claro.

 

         Todo lo anterior significa que, tanto en un sentido gramatical como político, independencia y soberanía significan exactamente lo mismo. Todo el mundo entiende que un País, un Estado soberano, son lo mismo que uno independiente, que corresponde a aquel que a la hora de tomar sus decisiones no quedan éstas sometidas a las de otro Estado que esté por encima. Entonces, ¿por qué

esa tendencia de los dos Partidos o Coaliciones nacionalistas a sustituir el término independencia por el de soberanía? ¿Temor a que el término independencia asuste un poco a sus seguidores o votantes más timoratos respecto al sentimiento nacional vasco? ¿O ese temor es, más bien, a que se enfaden los estamentos españoles o vascos españolistas con los que quieren llevarse bien? ¿Pueden creer que el término soberanía es más melifluo y pasará más de tapadillo ante esos estamentos e incluso

entre aquellos de sus seguidores que se conformarían con obtener un adecuado acomodo en el Estado español o conseguir simplemente un estatus autonómico “lo más amplio posible”?

 

         Considero que, sin descartar algunas de estas posibles razones, hay otras de más impronta política. Para descubrirlas, habría que examinar, a la luz de esas clarificadoras definiciones de la propia R.A.E. que cito más arriba, si las dos formaciones de confesión nacional vasca, son realmente independentistas y soberanistas, valiéndonos para ello tanto de lo que manifiestan como objetivos

como de lo que hacen en la práctica política. El PNV, para obtener el poder político, aunque fuera solo a nivel de gestión, no dudó en reducir la Euskal Herria, la Euzkadi de su fundador, de siete Territorios Históricos a sólo tres, las llamadas Provincias Vascongadas, pues en éstas tenía mayoría al comienzo de la “Transición”, mientras que en el cómputo de Egoalde la mayoría hubiera sido para el PSE-PSOE si entraba también la Navarra peninsular. Las públicas manifestaciones de sus máximos

dirigentes políticos respecto a su deseo de “sentirse cómodos” en el Estado español, completan un muestrario que permiten clasificarlo. No voy a pormenorizar sobre el papel de Arzallus y de Ardanza en la renuncia nacional del PNV; con citar las manifestaciones del Lehendakari de la CAV que más parece que avanzó en sus reivindicaciones frente a Madrid, el Sr. Ibarretxe, será suficiente.

 

         Entrevistado en Abril del 2002, a la pregunta del periodista “¿se definiría usted como independentista?”, Ibarretxe respondió: “Soy de los que piensan que la independencia, como tal, ya no existe. Independencia y soberanía son conceptos cuasi decimonónicos”

 

         En cuanto al actual lehendakari autonómico, el Sr. Urkullu, nos prometió “un nuevo estatus para el 2015”. Estamos a 2023: Ja, ja.

 

         Y respecto a la coalición EHBILDU, sin tener que recurrir a temas como las declaraciones de “sobra y estorba”, los “cambios de rumbo de 180 grados para el trasatlántico de la izquierda abertzale” y otras tristes realidades por el estilo, me voy a limitar a las recientes declaraciones de su Coordinador General, el Sr. Otegi, en la entrevista radiofónica que Radio Euskadi le hizo tras las últimas elecciones:

“Hay que darle continuidad al trabajo que hemos hecho en el Congreso de los

Diputados, porque creo que queda trabajo por hacer. ¿Qué es mejor para el País? ¿Qué gobierne el PP o un partido más progresista?. A este País no le conviene un Gobierno de la derecha. Nosotros nunca pondremos a un gobierno de la derecha española en Madrid”.

 

         Cuando habla de “nuestros Principios”, declara: “Para nosotros lo primero está en el País, la gente. En segundo lugar, que la derecha no llegue a ningún lado. En tercer lugar, la gente, los intereses de la gente…”

 

         Y añade: “Representamos un proyecto que favorece las condiciones de vida de la gente, que hace mejor la vida de la gente y que, además, defiende la soberanía del País”.

         La gente, la gente, la gente…parece más bien una proclama de populismo, pero que no dice absolutamente nada si no se explicita, menos aún en lo referente a nuestra urgente necesidad de recuperar nuestra independencia nacional. A este respecto, Otegi se limita a colocar, al final de la frase, eso de “defender la soberanía del País”, donde ni siquiera dice independencia. ¿Defender? Será recuperar, digo yo.

 

         En la entrevista, Otegi deja claro que su objetivo principal al frente de EHBILDU es proseguir con su tarea actual de dar apoyo, en España, al gobierno del PSOE, el que se opone con la fuerza de sus tribunales y de su ejército a que las naciones sometidas por su país, entre ellas Euskal Herria, recuperen su territorialidad y su independencia política. Y que su interés prioritario consiste, no en esa recuperación, sino en “evitar que la derecha gobierne en Madrid”, tarea que debería corresponder a los españoles, no a las fuerzas políticas de las naciones sometidas por España con la

aquiescencia tanto de sus derechas como de sus izquierdas. Por cierto, en su declaración dice: “¿Qué es mejor para el País?” y “A este País no le conviene…”, cuando se está refiriendo a Madrid. ¿De qué País está hablando como el suyo?

 

Begirale

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