DESPATRIARQUEMOS TODOS LOS ESPACIOS DE LA VIDA

Herritar Feminista, al igual que todas las luchas feministas en el mundo, tiene la enorme tarea de desmontar un monstruo tan destructor como es el patriarcado. Sobre él se construyó el capitalismo más depredador, el destructivo sistema bajo cuyo yugo vivimos. El patriarcado es la tiranía de la discriminación, explotación, feminicidios y subordinación bajo el que hemos vivido durante siglos las mujeres.

En nuestro mundo occidental el mayor cambio surgió con la organización de las sociedades agrícolas y con el surgimiento de la familia patriarcal y con la división del trabajo que esta impuso. La mujer como madre, proveedora de alimentos, del vestir y de los utensilios del hogar (agricultora, tejedora, alfarera,…) además de reproducir y sostener la vida. Todo ello visto como una aportación de trabajo inferior y bajo las órdenes siempre del género superior: el hombre.

“El sexismo es la expresión ideológica del patriarcado que invisibiliza la contribución del trabajo de la mujer a la acumulación, la idea de "ama de casa" sirve para denominar el supuesto "no-trabajo" de las mujeres, de la misma forma que se niega las múltiples aportaciones del trabajo no asalariado a la acumulación” (Wallerstein)

Es importante destacar que en las “luchas de izquierdas” aunque el pensamiento político se autoproclame socialista e igualitario, no visibilizan la opresión a la mujer en el sistema económico, se olvidan de la división sexual del trabajo, del poder aniquilador de la vida que ejerce el patriarcado; sobreponiendo los intereses de clase olvidan que el patriarcado es muy anterior al capitalismo, y por lo tanto lo primero a destruir.

Destruir la subordinación y la relación de poder entre hombres y mujeres, destruir estereotipos y redistribuir el trabajo socialmente necesario, entre el que se encuentran los cuidados y el trabajo de producción-reproducción doméstica.

Necesitamos nuevas concepciones de modelos económicos. Destruir las cárceles que son nuestros cuerpos hechos sobre construcciones sociales-culturales-políticas y de poder. ¿Cómo? Haciéndonos feministas revolucionarias, sin privilegios de clase, comunitaristas, todas y todos, antirracistas, antifascistas, anti-homófobas, trabajando en comunidad, en auzolan y desde las batzarres.

El feminismo revolucionario y comunitario debería dejar de ser una teoría y pasar a la práctica con la lucha en las calles, apropiándonos de ellas, de las palabras, del lenguaje, de los sentidos, del sexo, de nuestros propios cuerpos, apropiarnos de la palabra dignidad. El feminismo imperante actualmente, ampliamente burgués, está sobradamente demostrado que reproduce los valores del propio sistema patriarcal, piensa como él, y se amolda a su máquina destructora, pidiendo solamente espacios de poder.

Desde Herritar Feminista proponemos despatriarcar nuestra sociedad, lo que supone una revolución de género, de clase y de poder.

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