LA ÚNICA LUCHA QUE SE PIERDE ES LA QUE SE ABANDONA

HERRITAR BATASUNA, ante los dos últimos comunicados que recientemente han publicado los militantes reformistas que hoy en día hablan en nombre de ETA quiere manifestar lo siguiente:

Pensamos que la mejor respuesta a la deriva oportunista de la Izquierda Abertzale Reformista ya la dio hace más de 50 años el primer militante de ETA que murió en combate, luchando con las armas en la mano contra la dictadura fascista y genocida del general Francisco Franco, y más allá de este objetivo táctico, combatiendo por la Liberación Nacional y Social del Pueblo Trabajador Vasco y a favor de la Revolución Socialista Vasca. Estamos hablando, evidentemente, de Txabi Etxebarrieta.

No tenemos nada que añadir a sus palabras, publicadas para el Primero de Mayo de 1967. La sinceridad, clarividencia y firmeza revolucionarias que muestran hablan por sí solas. Quien quiera leer el texto en su integridad lo puede hacer en: José María Lorenzo Espinosa, Txabi Etxebarrieta, armado de palabra y obra.”, páginas 249-257. Editorial Txalaparta. 1993.

“… Euskalerria, los vascos, no somos dueños de nuestros propios destinos. Nuestro pueblo no puede desarrollar su personalidad, no tiene en sus manos las fuerzas políticas, socioeconómicas y culturales. (…)

Por esta razón, al ser abertzales, aparecemos como internacionalistas. Al mismo tiempo que combatimos la opresión y que laboramos en pro de la existencia vasca, luchamos a favor de otros pueblos oprimidos y en contra de los que los avasallan. Esto es que en la medida que somos abertzales somos internacionalistas. ¿Por qué? Porque negamos el status quo actual, porque no aceptamos las actuales estructuras. Constatamos que todos los opresores del mundo son idénticos: el colonialismo y el imperialismo son consecuencias del sistema imperialista.

Nuestros amos y señores son los Estados francés y español. Todos sabemos que ambos son capitalistas y que por favorecer a sus intereses encadenan a Euskalerria. En la lucha por el establecimiento del socialismo en toda la tierra, ocupamos nosotros un puesto bien determinado: liquidar la fuerza de los estados capitalistas francés y español, incluidos ciertos capitalistas de apellido vasco que con ellos colaboran.

Por esta razón, Aberri Eguna y el Primero de Mayo son idénticos para ETA. Precisamente porque denunciamos la realidad de nuestros días, no nos es permitido hacer diferencias entre estos dos acontecimientos, diciendo que uno es el día de la patria (Euskadi), y el otro, el día de los trabajadores. No. Nuestra lucha es única, así como uno es el pueblo que sufre la opresión. Nuestra meta es la libertad y el desarrollo de los vascos, del pueblo trabajador vasco.

(…) También el proletariado euskaldun ha caído en la cuenta que su fuerza se encuentra en la coordinación, la unión y la revolución. Por eso precisamente, en este día, los oprimidos -hombres y pueblos- manifestamos  que no hemos olvidado nuestros derechos y que lucharemos para adueñarnos de éstos.

(…) El capitalismo no es únicamente enemigo del hombre, sino también del pueblo. La opresión del estado capitalista se hace sentir en todas las facetas de la sociedad, y no solamente en la económica. Es nacional, es decir, cultural, social y política. Por esa razón los Estados francés y español niegan los derechos vascos y su desarrollo. Son enemigos de Euskalerria, de los trabajadores vascos.

Pero es que, muchos, además, que se las dan de socialistas no han comprendido todavía o no quieren comprender la realidad de Euskadi, su socialismo y su internacionalismo quedan condicionados por España y Francia. Tales pseudosocialistas no se dan cuenta de que Euskadi se halla aplastada y expoliada ni que la fuerza y los intereses del capitalismo y del imperialismo son la causa… Estos “internacionalistas” pretenden que el nacionalismo es algo propio de la burguesía y no del pueblo. Así, en nombre de un falso progresismo rechazan -o dan por “superado”- nuestro nacionalismo de pueblo oprimido. Su universalismo es incapaz de comprender el falso enfoque de su planteamiento, y de ver que la lucha de los vascos es únicamente a favor de la Liberación Nacional, esto es, la liberación y pleno desarrollo de Euskalerria y del hombre vasco.

Por consiguiente, el Primero de Mayo es un día revolucionario, ya que niegan las estructuras capitalistas e imperialistas.

(…) En este sentido es muy importante el Primero de Mayo en la lucha por la liberación de Euskadi. Nos parece ver, sin embargo, algunos peligros, sobre todo actualmente. El mayor, sin duda, es el “reformismo”, muchas veces disfrazado de progresismo. Por esto queremos señalar ante nuestro pueblo en qué consiste el juego de los oportunistas, contrarios a los intereses de aquél.

Revolución y reformismo

Los estados opresores -en especial los capitalistas-, en su desarrollo, no tienen otra posibilidad que la de agudizar sus contradicciones internas. Es por esto precisamente, que las contradicciones entre el proletariado y el capitalismo, las que existen entre el pueblo vasco avasallado y los estados imperialistas opresores francés y español, tienden forzosamente a incrementarse.

Los reformistas, sin embargo, contemplan las cosas de otro modo. Creen que en las estructuras capitalistas actuales existen posibilidades de hacer la revolución, a través de ciertas “reformas” revolucionarias. De tal suerte, que no rechazan del todo el actual sistema. En el fondo los reformistas no creen que las fuerzas del pueblo y del trabajador sean suficientes para liquidar el estado burgués, y por eso toman el camino reformista. Así, dejando de lado el objetivo o meta principal a alcanzar, intentan obtener pequeñas concesiones -parches-, debilitando las contradicciones y dorando la píldora de la explotación. Los lemas de los reformistas son: sindicalismo puro, alzas salariales, consecución de un Estatuto, parlamentarismo, etc…

El revolucionario, por el contrario, tras ver la realidad y examinar las condiciones del país, utiliza el sindicalismo, el Estatuto y las luchas salariales para mostrar al pueblo que el estado opresor no puede realizar ningún cambio sin negar su propia razón de ser; haciendo ver que los estrechísimos senderos permitidos por el estado burgués no conducen a ningún lado. El revolucionario no pierde de vista la meta principal y se aprovecha de las contradicciones internas del capitalismo, para hacer ver al pueblo su propia condición, darle conciencia de oprimido y mostrarle que, negando la situación actual, ha de construir una nueva sociedad.

Únicamente los que ignoran la verdadera índole del estado podrían creer que basta con reformas para obtener un cambio de estructuras. Un estado es siempre la resultante de una revolución. El estado no es, pues, más que un instrumento que sirve para hacer perdurar la clase que se ha hecho con el poder. Dado que la sociedad está dividida en clase, el Estado ha sido siempre “el Estado de una clase social”: el de los señores feudales, el de la burguesía… Está pues claro, que para hacer saltar ese orden establecido -el estado burgués-, las reformas no son suficientes. El poder del estado es enorme; por eso, en la mayor parte de los casos deja actuar libremente a los reformistas, ya que éstos, a final de cuentas, caen en el juego y en su estrategia.

Por lo tanto, el reformista, y el revolucionario no se distinguen porque adopten vías distintas en pos de un objetivo, sino porque los objetivos mismos son diferentes.

Por eso el reformista es uno de los peores enemigos del Pueblo Vasco y de la Clase Trabajadora. Como no niega completa y radicalmente el sistema explotador, al final acaba transformándose en el mejor colaborador de la burguesía, puesto que engaña, encandila y aliena a la clase trabajadora y al pueblo.

Reformismo Social y Reformismo Nacional

Distinguimos sobre todo dos tipos de reformismo en Euskadi: nacional y social. (…)

Ciertos reformistas creen que el socialismo se puede implantar por medio de algunas reformas sociales. No se dan cuenta que todas las reformas que se hacen sobre la propiedad privada, no alteran para nada las bases sobre la que ésta se asienta. En realidad no se hace más que afianzar el modo de producción capitalista. (…)

El sindicalismo que quieren los oportunistas no es revolucionario, ya que se quedan en sindicalismo puro y se contentan con pequeños logros.

(…) Las reformas sociales no sirven para implantar el socialismo ni para liberar al hombre, sino para alienarlo más, toda vez que al trabajador le dan “ideología” y no conciencia de clase.

De la misma forma, los reformistas nacionales creen que unos cuantos parches son suficientes para obtener la independencia política. Por un lado se dan cuenta de la fuerza del opresor y por el otro, no tienen confianza en la fuerza del pueblo. En tal situación, no ven más salida que la de trabajar dentro de los moldes del estado opresor.

De esta suerte, los reformistas piensan que la independencia de un pueblo colonizado puede conseguirse dentro del estado capitalista. Y, cómo no, han encontrado la mejor solución: el estatutismo. Consecuencia inmediata, se meten en el legalismo hasta la coronilla. A nuestros reformistas se les olvida de pronto nuestra estrategia vasca y revolucionaria, y adoptan la del opresor. A partir de este momento se convierten en los más fieles colaboradores del enemigo, ya que, con su juego, fortalecen el sistema explotador, y esto, sin perjuicio de obtener algunas migajas económicas o culturales. Como ejemplo ahí tenemos las consecuencias del “concierto económico”, así como las ikastolas montadas en la más perfecta legalidad.

Lo que para un revolucionario no son sino medios, los reformistas los hacen fines. En lugar de luchar por la independencia nacional, lo que predican el “estatutismo” no son reaccionarios porque hayan adoptado un camino más largo y más pacífico, sino porque han tomado otra meta concerniente a la liberación de Euskadi. El objetivo del “estatutismo” no consiste, pues, en la obtención de la independencia vasca, sino en el cambio de los Estado francés y español. Y no es necesario insistir que ambos estados están al servicio de la burguesía imperialista y capitalista. dado que el reformismo se manifiesta en todos los campos de la sociedad, si en lo político son parlamentaristas, en los social serán oportunistas. Y oportunistas, porque tienen miedo del pueblo Y lo temen porque no quieren llevar hasta las últimas consecuencias sus aspiraciones. De lo contrario, no serían oportunistas.

De este modo, debilitando con sus reformas las contradicciones del sistema explotador, emblandecen las posturas e ideas del pueblo, y éste, al bajar momentáneamente el listón, abandona sin darse cuenta la vía revolucionaria vasca, metiéndose en la estrategia enemiga. En este sentido, los oportunistas actúan en contra del pueblo, ya que en lugar de llevarle a defender los intereses populares, lo que hacen es emplearlo en afianzar la potencia de los explotadores.

Es pues claro, que el reformismo nacional acarrea consigo el reformismo económico-social, y viceversa. De hecho así ha de suceder, ya que no se trata de unos problemas diferentes, sino una sola y única cuestión.”

Hace más de cincuenta años que Txabi Etxebarrieta escribió estas palabras, cuando tenía veintitrés años. Sus predicciones se han cumplido una por una, cuando el reformismo y el oportunismo han terminado por destruir el Movimiento de Liberación Nacional Vasco desde dentro, lo que nuestros enemigos nacionales y de clase no consiguieron en cinco décadas de lucha. Todas las organizaciones de la Izquierda Abertzale Reformista se han integrado en el sistema, y ya no son instrumentos útiles para la Liberación Nacional y Social del Pueblo Trabajador Vasco.

La tarea es reconstruir la Izquierda Abertzale Revolucionaria, y en ese camino está HERRITAR BATASUNA.

Euskal Herrian, 2018ko apirilaren 25ean.

IRAULTZA DA BIDE BAKARRA!

JOTAKE, IRABAZI ARTE!

GORA NAFARROAKO EUSKAL LANGILE ERREPUBLIKA SOZIALISTA!